Las granjas de conejos han entrado en caída libre en la comunidad. En solo cinco años Aragón ha pasado de criar unas 170.000 madres a tener solo 90.000 animales, una reducción del 47% que pone en riesgo la supervivencia del sector. Los precios bajos y la falta de consumo habitual son las razones que explican el abandono constante de explotaciones. La situación del sector es igual de crítica en el resto de España y la comunidad se mantiene en la cabeza de la producción estatal, solo por debajo de Castilla y León, Cataluña y Galicia.

Los datos que maneja el Ministerio de_Agricultura confirman la tendencia que denuncian los colectivos. En el 2015 se produjeron en la comunidad 5.192 toneladas de carne de conejo frente a los 2.510 del 2019, una variación ala baja del 51%. El número de explotaciones en este mismo periodo ha caído del 240 granjas a 188, según el último censo.

El responsable de ganadería de UPA Aragón, Daniel Pellejero, lamenta que a pesar de la promoción que se hace del consumo de carne de conejo, esta finalmente no tenga la suficiente demanda por parte de los consumidores. «La gente en el supermercado suele buscar productos más sencillos de cocinar», lamente este criador de Lanzuela, localidad de la comarca del Jiloca en la que tiene una explotación familiar con 2.500 madres.

La dura realidad del conejo en Aragón tiene que ver con los precios. El kilo en la actualidad se paga a 1,70 euros, cuando para garantizar la rentabilidad tendría que estar en unos 1,85. «Los costes de producción son cada vez mayores, sobre todo a la hora de comprar los piensos», explica. Esto produce que buena parte de las granjas de la comunidad no tengan asegurado el relevo generacional. La mayoría de estas instalaciones se encuentran en la provincia de Teruel.

La cría de conejos mantiene todavía un componente tradicional, sin que cuaje el modelo de la integración que se ha impuesto en el porcino. Los particulares son los que se encargan de la selección genética de los gazapos, en colaboración con un veterinario que se encarga de los tratamientos y la alimentación. Luego la comercialización se hace de forma directa con los propios mataderos.

HISPANIA NATURALIS / La situación general es mala, pero los criadores que todavía evitan el cierre de granjas trabajan en alternativas para no depender del mercado, en crisis desde hace cinco años y con una demanda a la baja. Solo 16 de cada 100 españoles incluyen carne de conejo en su dieta, sin embargo existen propuestas como la de Hispania Naturalis que trata de contrarrestar esta situación.

Esta agrupación de productores de toda España (aunque el 80% de sus miembros sean aragoneses) apuesta por un producto para canales gourmet.

Ante la realidad de que el covid-19 está provocando el cierre de muchos restaurantes (la paella, sin ir más lejos, es una de las grande salidas), desde esta asociación apuestan por colocar productos «con un acabado especial», con carnes de texturas y sabores diferenciados gracias a la alimentación que pueden llegar a las estanterías de comercios como El Corte Inglés. Además, trabajan en preparaciones poco habituales para el conejo como las brochetas o las hamburguesas. «La única alternativa que nos quedaba era cerrar o buscar algo distinto», asegura el conicultor de Ojos Negros, Diego Hermano.