En menos de una semana en la zona de Caspe y Maella se comenzarán a recoger las primeras cerezas. Juntos con las labores de aclareo de la fruta que madurará entrado el verano serán las primeras tareas de la campaña frutícola en la comunidad más atípica y «complicada» de los últimos años. El confinamiento marcado por el coronavirus y la especulación de precios en el supermercado hace que el sector (tanto cooperativas como sindicatos) esté nuevamente alerta ante el riesgo de que muchas explotaciones familiares se queden por debajo del límite de la rentabilidad.

«Esta situación nos hará repensar muchas cosas», afirma el presidente de la asociación aragonesa de Cooperativas Agroalimentarias, José Víctor Nogués. El principal reto al que se enfrentan está en la falta de mano de obra para encarar la recogida. Aseguran que es necesario ampliar las excepciones de movilidad y contratación (entre las que ya se contemplan permitir que los parados mantengan sus prestaciones y la regularización temporal de inmigrantes). Además destacan que se tiene que trabajar en una fórmula que permita abastecer de equipos de protección sanitaria a todos los que acudan a las explotaciones.

El responsable del sector de frutas y portavoz de una cooperativa en Binaced, Javier Basols, insiste en esta última necesidad y recuerda que la campaña viene adelantada, por lo que reclama «voluntad política para encontrar soluciones». En su opinión, la situación es «muy complicada» porque la recogida es un trabajo duro que no todo el mundo está dispuesto a desempeñar.

Habitualmente la contratación de temporeros se realiza en origen (la mayor parte en Rumanía, Bulgaria o Marruecos) y se calcula que en Aragón se requieren unas 15.000 personas que en estos momentos no podrán cruzar fronteras. «En estos momentos la necesidad de mano de obra no es tan urgente, así que esperemos que en las próximas semanas se hayan flexibilizado los criterios de movilidad», señala el presidente de la Unión de Pequeños Agricultores de Aragón (UPA), José Manuel Roche.

En este sentido evidencia que la actividad agraria ha sido declarada esencial.

Durante los meses de junio y julio se superpondrá la recogida de diferentes frutas (melocotones, paraguayos...) en las diferentes zonas de la comunidad, desde el Bajo Cinca al Jalón. Si no se consigue mano de obra temen que parte de la producción se quede en los árboles. Por el momento no se han planteado ofrecer más incentivos económicos a causa del bajo precio del producto.