La segunda jornada de huelga de las cuatro que hay convocadas por la Confederación General del Trabajo (CGT) para los empleados de Renfe, tuvo lugar ayer en las estaciones de todo el país coincidiendo con la salida del puente festivo de agosto, aunque al menos en Zaragoza, el efecto fue, previsiblemente, menor al del primer día, que tuvo lugar el 31 de julio. Muchos de los viajeros ya eran conscientes de que existía la problemática de la huelga, o no tuvieron la mala fortuna que sí tuvieron otros con la supresión de su tren. Además, el efecto se redujo o se notó en menor medida porque los servicios mínimos que se prestaron en algunos corredores fueron del 90%, según informó y criticó CGT, ya que eso está perjudicando su iniciativa de los paros.

A pesar de todos los inconvenientes que pueda provocar la huelga, los viajeros esta vez han acudido a la estación con el conocimiento previo de que existe este problema, o simplemente tuvieron suerte al elegir el viaje. Así, una joven viajera en la estación de Zaragoza manifestó que «gracias a Dios» no le había tocado sufrir los paros de los trabajadores y que se había enterado el día de antes de la huelga porque se lo había comunicado su pareja. Además, la joven dijo que había sacado previamente los billetes «sin problemas» así que esperaba «poder viajar», expresó entre risas.

LOS AFECTADOS

Evidentemente, en todas estas jornadas de paro laboral siempre hay muchos afectados, y son días y problemáticas que generan malestar entre todos los usuarios que utilizan este servicio de transporte público. A Irene Marín le tocó la mala suerte cuando pisó el suelo de la estación Delicias de Zaragoza. Según informó la joven, cuando llegó a la intermodal de la capital aragonesa y miró los letreros informativos de los horarios de los diferentes trenes, vio cómo el suyo había sido suprimido.

Su novio le había dicho que tuviera cuidado que había una huelga de Renfe convocada, aunque Irene se pensó que esta ya había pasado, y que se convocó el pasado 31 de julio. Aun así, le dijo a su pareja: «Ya verás como me toque...». Y las suposiciones se convirtieron en la más dura realidad. Marín lamentó que justo había sido su tren: «No todos los trenes que salen, son los que se cancelan, y justo el de Madrid que se ha cancelado, es el que iba a coger yo», dijo la joven. Además, Marín comentó que tenía que utilizar ese AVE para llegar a Madrid, y allí tenía que enlazar con otro tren para llegar a su destino final, La Coruña.

Su primo había sido el encargado de sacarle los billetes y fue él quien estuvo llamando para solventar la situación: «Va a llamar a ver qué le dicen, espero que se arregle», señaló Marín. Agobiada por la situación de que no iba a llegar a coger el tren en Madrid, aún sugirió la idea de trasladarse en coche, pero la desestimó al momento. La joven, a expensas de las buenas noticias que pudieran llegarle por parte de su pariente, esperó que se arreglase su viaje porque si no «menudo problema», expresó Marín.

MÁS DE 1.000

A simple vista, según lo que se pudo vivir en la estación zaragozana, los efectos de la huelga fueron menores que el primer día. La sala de atención al cliente de Renfe estaba vacía, había mucha gente sacando sus billetes en las taquillas abiertas (a diferencia del primer día en el que se cerraron algunas por el paro laboral) y se notaba, en cierta medida, menor sensación de nerviosismo, gracias en parte a que mucha gente sabía de la existencia de la huelga. Aun así, los afectados fueron más de 1.000. Durante los cuatro días que dura la huelga 1.152 trenes se cancelarán en todo el territorio nacional, y ayer, en la capital aragonesa, seis AVE con destino Madrid y Barcelona fueron suspendidos. Sus viajeros fueron reubicados en trenes con salidas posteriores.