Los seis acusados como presuntos integrantes de una trama de traficantes de cocaína a través de varios clubes de alterne zaragozanos negaron ayer conocerse, más allá del innegable trato entre los dueños de los clubes y el encargado o una pareja sentimental. Para todos ellos, que ayer se sentaron en el banquillo de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, la Fiscalía pide ocho años de prisión, por tráfico e integración en grupo criminal. Les representan los letrados José Luis Melguizo, Olga Oseira y Patricia Medina.

En la jornada de ayer declaró el instructor del Cuerpo Nacional de Policía, que admitió, ante las preguntas de las defensas, que los "sobres" que, por las vigilancias y llamadas telefónicas, habían interpretado como el sistema para distribuir la droga en los prostíbulos, no eran tales. Se trataba en realidad de la recaudación de las prostitutas.

Una de las mayores cantidades de droga, unos 41 gramos, la encontraron en casa de J. A. S. S., que aseguró que no era suya --"no he consumido ni he traficado nunca", afirmó-- con una pistola de fogueo y una balanza, que la usaba como repostero.

DESAHUCIO

El material fue encontrado por su casero, cuando entró con la comisión judicial para desalojarle tras varios meses sin cobrar el alquiler. Insinuó que por eso le puso la droga allí.

A raíz de él, por unas fotos de un pen drive --dijo que le hizo un álbum, porque le conocía de un bar-- relacionaron a F. J. L. P., otro encausado, encargado y camarero en sendos clubes. También a M. G. G., al que le hizo una transferencia de 500 euros. Este explicó que era un pago por vino que le traía. Pero la Policía les considera a ambos proveedores de la trama. No reconocieron las llamadas que les atribuyen.

El resto de los encausados, N. C. --novia del encargado--, F. R. A. R., y su socio. J. V. G. L., también negaron ser traficantes.