Mañana se inicia la semana decisiva para fraguar el acuerdo de investidura que vuelva a dar la Presidencia del Gobierno de Aragón a Javier Lambán, y por ende para la conformación del Ejecutivo. Dos cuestiones relacionadas pero no iguales, que de hecho el PSOE y su socio el PAR quieren desligar más que otras formaciones involucradas.

Sobre todo Podemos, que como ya avanzó hace dos semanas su secretario general autonómico, Nacho Escartín, no va a dejar que Lambán se vaya «con el cofre del tesoro» de sus votos para la investidura sin dar alguna garantía.

Por el momento, esta pasa por que la formación morada entre en el Ejecutivo. Los de Escartín quieren hacer valer sus cinco escaños frente a los 3 del PAR, y la suma de votos de los grupos de izquierda frente a los de la formación que rige Arturo Aliaga. Pero estos dejan claro, a medias en público y tajantes en privado, que no quieren saber nada de un Gobierno de coalición con Podemos.

El PSOE se ha cansado de dejar claro que si hay alguna alianza inamovible en estos momentos es la suya con los aragonesistas. Entre otras cosas porque, si esta alianza se rompe, el PAR tendría la posibilidad de aliarse con el bloque de centro-derecha de PP y Cs. La invitación de los liberales y conservadores sigue ahí, aunque Aliaga dejó igualmente claro, desde el primer momento, que no quería involucrarse en ninguna opción de gobernabilidad que implique, aunque sea como apoyo externo, a Vox. Y este bloque lo requeriría para alcanzar la mayoría parlamentaria.

En esta tesitura, los tres escaños del PAR son estratégicamente mucho más valiosos que los cinco de Podemos, o al menos esto es lo que los socialistas quieren hacerle ver a la formación morada. De ahí que no se cierren a determinados compromisos de líneas políticas y medidas, pero sí a que entren en el futuro Ejecutivo. En esa línea se tendrán que mover las conversaciones esta semana si se quiere desbloquear la situación.

Más favorable es el panorama con CHA, que nunca se ha cerrado a nada sobre la negociación, tomando como base el acuerdo de bases programáticas del PSOE y el PAR, aunque exiga modificaciones. Y la formación de Arturo Aliaga no ve con malos ojos este inusual tripartido, ideológicamente hablando, porque al menos les une el aragonesismo. Aunque sea el otro lado del mismo.

Mientras, IU solo habla de investidura y líneas políticas, pero su voto no es necesario para la mayoría, por lo que no tiene gran peso en el panorama actual.

Este es el panorama que se fue dibujando a lo largo de la semana pasada, con el horizonte puesto en esta, cuando los partidos tendrán que pisar el acelerador. El presidente de las Cortes, Javier Sada, ha querido apurar los plazos, para no meter «presión», antes de iniciar la ronda con los portavoces de los grupos parlamentario que le lleve a proponer un candidato. Tras su elección como presidente tenía un plazo de diez días para hacerlo, que termina este jueves, 4, pero la declarada intención de Sada es tenerlo claro el miércoles.

Por encima, como en el caso del Gobierno central, sobrevuela el fantasma de la repetición de elecciones, que nadie desea pero no se termina de evitar.