Una semana sin luz. En esas condiciones está viviendo una familia zaragozana del barrio de Delicias a la que le cortaron el suministro ante los impagos que acumulaba la inquilina de la vivienda, llamada Victoria. «Debemos 643 euros de meses anteriores. Con la pandemia nos quedamos un tiempo sin trabajo. Creíamos que no iba a ser mucho, pero las deudas se empezaron a acumular», explica la mujer, que es madre de un pequeño de un año. En total, en casa, viven cinco personas. Otra de sus hijas, además, padece una cardiopatía con tan solo 19 años, por lo que no puede trabajar.

Debido a su situación, Victoria acudió a los servicios sociales municipales, que están intentando mediar para solucionar su problema, aunque la primera mano que le echaron vino por parte de sus vecinas, de la red de apoyo de Delicias, un colectivo de voluntarios que, a raíz de la crisis social derivada de la pandemia, han decidido dar un paso al frente para luchar contra la pobreza y la exclusión social.

«Ellas me han ayudado mucho con la comida y una vecina me ha traído lamparitas de cámping con pilas para poder ver y una botella de butano para poder cocinar», explica la mujer.

Les cortaron la luz, asegura, antes de recibir la carta de aviso. Y al no tener suministro tampoco pueden usar la nevera, por lo que no pueden conservar alimentos durante mucho tiempo.

El testimonio de Victoria confronta con el de Endesa. Desde la compañía aseguran que se rigen por la normativa vigente y que ofrecen a todos los clientes que lo necesitan acogerse al bono social que cubre los gastos de luz. Asimismo, recuerdan que «no se puede suspender el suministro por impago a clientes domésticos vulnerables hasta finalizado este periodo de estado de alarma, y así estamos actuando».

Sea como fuere, desde la red de apoyo de Delicias denuncian que esta familia sigue sin luz a pesar de todo. La solidaridad de estas vecinas le permite a Victoria poder ducharse y lavar la ropa en sus casas, pero la situación no es sostenible en el medio plazo. Por el día, Victoria trata de pasar la mayor parte del día fuera de casa y por las noches «tenemos suerte porque no está haciendo mucho frío», explica la zaragozana.

Por otra parte, desde la Red de Apoyo de Delicias explican que su labor no es la de sustituir a las trabajadoras sociales municipales, sino que actúan allí donde estas no llegan. Los servicios municipales le han ofrecido a Victoria pagarle el 20% de la deuda para que le puedan devolver el suministro, pero desde la compañía eléctrica le han advertido que eso solo servirá para restablecer el suministro momentáneamente. «Si no pago todo me la vuelven a cortar», dice la mujer.

Desde la red de apoyo, además de atender a las personas vulnerables para que accedan a los cauces burocráticos establecidos, reparten alimento todas las semanas a 20 familias. «Son 20 porque no podemos atender a más. Nos servimos de las donaciones de los vecinos», cuentan.

A pesar del esfuerzo y la solidaridad, lo cierto es que las malas cifras del paro que se están dando en el 2021 se reflejan ya en el aumento de las ayudas de urgente necesidad que concede el Ayuntamiento. En enero, estas crecieron más de un 6% con respecto al año pasado aunque el dinero destinado a estos subsidios ha aumentado casi un 10%.

Pero detrás de los porcentajes hay personas, algunas como Victoria, que viven a la sombra (literalmente) de una sociedad que a pesar de haber encontrado una vacuna contra el covid, todavía no lo ha dado con la cura contra la exclusión.