Mago

Comenzó a los ocho años a practicar la magia, y hoy a los 26 posee dos premios muy importantes: el segundo de manipulación y el tercero de cartomagia, ambos nacionales con carácter internacional.

--¿Empezó usted como tantos con la magia Borrás?

--Casi, casi. No era la misma caja pero era muy similar. Ahora todas las empresas de juguetes suelen tener una caja de magia.

--¿Servían para algo esos regalos?

--Por supuesto; no era exclusivamente una magia para niños porque hoy en día esos juegos se siguen representando en público. Yo recuerdo que esas cajas tienen el juego de los huevos, las anillas, el cortador, y son juegos que se hacen actualmente con otra presentación.

--¿Siempre se hace el mismo grupo de juegos?

--Prácticamente. Hay magos muy famosos que hacen juegos muy antiguos y siguen asombrando. Los cubiletes o los aros chinos datan del siglo XIV y ahí están haciéndose todos los días... Los juegos clásicos son los mejores.

--¿Es difícil innovar?

--Es que en la magia hay una serie de escenas que se pueden resumir en grupos: apariciones, viajes, transformaciones, en fin...., y casi todo se agrupa en ellos. Crear un juego completamente nuevo es muy difícil, hay que dedicarte a ello profesionalmente. Lo que haces es buscar nuevas maneras de presentarlos, de ponerlos en escena.

--¿Qué tiene entonces David Copperfield?

--Tiene mucha ayuda y la inteligencia suficiente para dejarse ayudar. Sus juegos los conocen muchos profesionales, pero eso no es lo más importante. Hoy en día, si sólo quieres enterarte del secreto de un juego sólo tienes que entrar en Internet, pero ¿qué ganas con eso? Es como si te compras un manual de pilotaje del Boing; ¿con eso ya sabe pilotar?

--¿Cuál ha sido su escuela?

--El haber estado cinco años trabajando mucho en los espectáculos de Luis Pardos. El contacto con el público es esencial para crecer como artista.

--¿Sabe que en un canal francés ponen semanalmente mucha magia?

--Sí, en TV5 Europe. Lo veo cada semana. Es el mejor programa de televisión del mundo, ja, ja.

--¿Por qué no hacen cosas así en España?

--Bueno, se ha hecho; José Luis Moreno traía magos a sus espacios. Lo que pasa es que es muy caro. Un buen artista puede cobrar 3.000 euros por un espectáculo de diez minutos máximo. Les sale más barato traer a Yola Berrocal, que también tiene su magia aunque la conozcamos de memoria. Yo espero que en el futuro vuelva la magia a la tele.