La dirección del hospital Miguel Servet de Zaragoza se vio ayer en la obligación de desalojar una parte de su servicio de urgencias debido a la presencia en el ambiente de gas pimienta. La sustancia irritante, que alguien arrojo en la zona de Traumatología, provocó picor de ojos y de garganta a una quincena de pacientes y a ocho trabajadores que ocupaban la sala de espera y seis boxes.

El incidente se detectó sobre las 14.10 horas e, inmediatamente, se derivó a todos los afectados a otras áreas de urgencias. Varios agentes de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de la Jefatura Superior de la Policía de Aragón se personaron en el hospital y, a la espera de revisar las cámaras de seguridad del centro, identificaron a dos personas como posibles sospechosas, pero por el momento no están detenidas.

Se trataría de una mujer y de un hombre, ambos pareja sentimental, que podrían ser juzgados por un delito de alteración de orden público.

Los vigilantes de seguridad del Miguel Servet fueron quienes retuvieron a estas personas como causantes de la incidencia y dieron el aviso a la policía. Por su parte, fuentes del hospital aseguraron que la dirección presentará denuncia ante lo ocurrido.

DESCONCIERTO

La afección duró poco más de media hora, porque a las 14.45 horas ya no se respiraba esta sustancia en el ambiente, pero aún así se mantuvo más tiempo cerrada la zona por prevención y, a las 15.30 horas, ya se trabajaba en el servicio «con total normalidad».

El personal sanitario, pese a los nervios que se generaron durante unos minutos por el desconcierto de la situación, reaccionó «muy rápido». «Se solucionó pronto tanto la reubicación como la reapertura de la sala de espera de Traumatología», precisaron fuentes del hospital.

El incidente no afectó ni a las salas de observación del Servet ni al resto de salas de espera y boxes del servicio de Urgencias. El momento en el que se produjo el incidente coincidió con el cambio de turno del personal del mediodía, por lo que la situación aún fue más desconcertante para los trabajadores sanitarios y los pacientes, quienes cambiaron de ubicación varias veces hasta regresar a urgencias.

«El personal corría e iba agobiado. Mucha gente iba con mascarillas por precaución y la policía ha llegado enseguida», declaró a este diario una usuaria del servicio.