Los siluros hacen honor a su etiqueta de especie exótica invasora. El último lugar donde han aparecido, al menos uno, ha sido el pantano de Maidevera, en el Aranda. El hecho se produjo en un reciente concurso de pesca y el ejemplar arrojó un buen registro, cinco kilos, con lo que computa en el campeonato de este pez.

La aparición del siluro dispara de nuevo las conjeturas sobre si Maidevera será un embalse tocado por el siluro, una especie temida por los pescadores de agua dulce, dado que allí donde prospera desaparecen los barbos y las carpas y se producen cambios en la ecología.

Hace unos tres años ya corrieron rumores de que se habían detectado este tipo de peces en el pantano. Concretamente, entonces fueron tres los ejemplares capturados, aunque eran de un tamaño reducido. En cambio, ahora se trata de ejemplares de un tamaño mayor, lo que dispara las alarmas dentro del mundo de los pescadores que cada fin de semana se dan cita en el embalse, afamado por la pesca de barbos y truchas.

Desde su introducción en el embalse de Mequinenza en 1974, se ha extendido a otros puntos de la cuenca del Ebro y de sus afluentes. También ha sido objeto de introducciones ilegales llevadas a cabo por particulares en ríos, embalses y lagos, por lo que se sospecha que podría haber ocurrido lo mismo en el embalse de Maidevera, en el término de Aranda de Moncayo.

La introducción del siluro ha provocado la total desaparición del barbo, que era una especie abundante, debido a su potencial colonizador y a constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, sus hábitats y ecosistemas.

EN EL EBRO Esta especie ha sido incluida en el catálogo español de especies exóticas invasoras, aprobado por un real decreto de 14 de noviembre. Esta normativa prohíbe su introducción en España, en su medio natural, así como su posesión, tráfico, transporte y comercio.

Fuentes oficiales ni confirmaron ni desmintieron este salto geográfico del siluro, que constituye una atracción deportiva y turística en el denominado Mar de Aragón, en Caspe. Señalaron que su aparición en el embalse de Maidevera puede deberse a la acción de aficionados a la pesca.

A este respecto, cabe recordar que el siluro fue introducido en el Mar de Aragón en los años 60 del pasado siglo y que pocos años atrás fueron pescados grandes ejemplares de más de 100 kilos en el río Ebro, dado que se han empezado a extender aguas arriba. Al tratarse de una especie depredadora y de gran voracidad, la fauna autóctona retrocede de forma alarmante.