Por ley, todo lo que está por debajo de la tierra es público. Ese es el caso del Pozo de los Aines, en el municipio zaragozano de Grisel, una sima de 30 metros de profundidad y 20 de anchura marcada por la leyenda de que precisamente la tierra se tragó a un moro que osó trabajar el día de Santiago Apóstol. Sin embargo, este monumento natural se encuentra en un campo de olivos y ese terreno sí puede ser propiedad privada. De hecho, hasta hace unos meses, era de un vecino jubilado de la localidad, que decidió venderlo a otro particular, "para quitarse preocupaciones".

Hasta el momento de la venta, la finca estaba alquilada y el arrendatario permitía sin problemas que los turistas pasaran por su campo para ver la sima, debidamente señalizada y acondicionada.

Sin embargo, el cambio de propiedad ha disparado las dudas, ya que no sólo han desaparecido las indicaciones que había, sino que incluso el nuevo dueño ha instalado en el campo de olivos una señal que reza: Prohibido el paso, propiedad privada, sima peligrosa . A la nueva situación se añade la opinión del anterior propietario, que justifica la actuación del comprador, un vecino de Zaragoza. "El está en su derecho de prohibir el paso porque los visitantes pueden estropear los olivos. Además, la sima es un peligro".

El Pozo de los Aines es una impresionante sima dentro de la cual existe un micro-clima caracterizado por la elevada humedad y temperaturas de unos 10 grados durante todo el año, condiciones que propician la existencia de una exuberante vegetación constituida por musgos, hiedras y plantas trepadoras que cubren sus paredes. En el fondo existe además una laguna subterránea tapizada con abundantes nenúfares.

Es posible descender hasta la mitad de esta sima por unos escalones de piedra que terminan en un estrecho mirador, protegido por una barandilla, desde el cual se contempla la laguna subterránea y el agujero de entrada al pozo, situado 20 metros más arriba.

"La sima es de todos"

Según explican desde el consistorio de Grisel, nada se sabe de las intenciones del nuevo propietario. Sin embargo, aseguran que "el Pozo de los Aines es público y no se puede prohibir su visita". En este sentido, el ayuntamiento no descarta hacer uso de herramientas legales, como "la expropiación de un corredor hasta la sima, en el caso de que el propietario decida cerrar el terreno".

Los vecinos tampoco saben qué pasará con el Pozo de los Aines, aunque también afirman que "es de todos" y que "son muchos los turistas que se acercan casi a diario a ver este fenómeno de la naturaleza".

Tanto el Ayuntamiento de Grisel como la Asociación Cultural La Diezma, recientemente galardonada con el Premio Medio Ambiente de Gobierno de Aragón a entidades sin ánimo de lucro, intentaron comprar esta parcela para dar un uso público y promocionar el pozo. Sin embargo, y a pesar de que unieron sus fuerzas a la hora de negociar, la venta ya estaba cerrada.

El director del Centro de Estudios Turiasonenses, Javier Bona, apunta que "el Pozo de los Aines es uno de los patrimonios culturales más ricos de la comarca de Tarazona y el Moncayo", y lamenta que, tras tantos años, la propiedad haya salido de Grisel.