La nieve les dejó incomunicados y el hielo sin agua, sin teléfono y sin poder enterrar a sus seres queridos. Ahora, cuando el temporal remite levemente, las calles vuelven a la normalidad y las placas de hielo comienzan a derretirse, los vecinos de Campillo de Aragón y Bijuesca, en la comarca de Calatayud, y los de Litago, en la del Moncayo, comienzan a respirar tranquilos.

La nieve causó estragos, pero las consecuencias fueron peores. El hielo en las calles y las carreteras de acceso les dejó sin comunicación posible en situación de emergencia médica y en el caso de Campillo, sin agua. Sus 80 vecinos han pasado tres días recogiendo este preciado líquido de la fuente de abajo , un manantial del municipio del que se están suministrando, ante la imposibilidad de acceso por parte de los bomberos de Calatayud para proceder al llenado semanal del depósito que les abastece. Los vecinos se sienten "ciudadanos de tercera o de cuarta", explica José Luis, dueño del bar. Además, dicen no entender por qué se limpiaron las carreteras sólo hasta el Monasterio de Piedra y no se continuó hasta el final. "Nosotros también somos Aragón". "Desde aquí hasta Mil Marcos había unas placas tremendas" dice, "pero en cuanto dejabas Aragón, estaba impecable".

Finalmente, las máquinas de Obras Públicas actuaron en la carretera de acceso en la mañana de ayer, momento en que se procedió a echar sal sobre la calzada y a despejar las placas de hielo. Pero, a pesar de la espera, los bomberos no llegaron a llenar el depósito de agua y los vecinos, que llevan desde el día 25 sin abastecimiento, no comprenden "esta dejadez" y temen que la situación se complique si las nevadas vuelven a producirse hoy.

Hasta entonces, los viajes a la fuente son continuos con gran variedad de recipientes para almacenar la mayor cantidad de agua posible en las casas. La ropa se amontona hasta que el milagro de la lavadora vuelva a existir, mientras que el aseo personal se hace difícil y las cazuelas calientan agua sin parar para hacer limpieza de lo más básico.

En Litago, el agua no ha faltado, pero las bajas temperaturas y las placas de hielo hicieron imposible a una familia del pueblo enterrar a un familiar que murió la mañana del día de Navidad. "Las calles estaban intransitables y no se podía salir de ninguna manera", explica una sobrina del fallecido. "Hubo que esperar a que se derritiese un poco el hielo para poder ir hasta el cementerio". Finalmente, fue en la tarde noche del 26 cuando se procedió al entierro. "El cuerpo ya no podía estar más en casa y con un todoterreno y un remolque hubo que llevarlo al cementerio". Ni los vecinos del pueblo, ni los familiares de fuera, ni siquiera el cura, atrapado en un colapso en la carretera a causa de la nieve, pudieron asistir al sepelio. Será este domingo cuando se oficie la misa si el tiempo lo permite.

En Bijuesca, ya llevan cuatro días sin telefonía fija, aunque este problema no es nuevo. En esta ocasión la novedad es la presencia de placas de hielo en la carretera, que ha provocado la incomunicación total de sus habitantes, mayoritariamente de avanzada edad. Su alcalde Angel Marín, señaló que "si hubiera habido un caso grave de enfermedad entre algún vecino, en este momento se podría estar lamentando su muerte".