"A mi papá lo detuvieron delante de todo el mundo como si fuera un delincuente". Esa es la frase que más repite María, una joven de 14 años, que hace una semana vio como su progenitor salía esposado del hospital al que la había llevado por unos dolorosos cólicos. Ahora, a la medicación por sus dolencias tiene que añadir la atención psicológica por esta causa que, asegura, le ha quitado el sueño totalmente.

Esta joven que nació en Colombia no está sola, sino que tiene el apoyo de su madre, Angélica, que intenta mostrarle fortaleza. Aunque su mente solo piensa en cómo será la vida en ese Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) en el que está Jorge Salazar Ospina. "Me cuenta que es como una cárcel, mi marido no puede llevar ni sus pertenencias", lamenta, mientras destaca que no ha cometido ningún delito por estar allí.

Ambas rechazan el trato, que califican de "inhumano", que demostraron los dos agentes de la Policía Nacional que le arrestaron. María estuvo delante todo el momento hasta que los médicos del hospital maternoinfantil de la capital aragonesa decidieron inyectarle varios calmantes para rebajar su nerviosismo.

Inesperado

Y es que ella vio como un padre desesperado cogía el coche y se presentaba en Urgencias, sin pensar que allí le podían pedir la documentación por la que se descubriría que estaba en España de forma ilegal. Antes había llamado a la ambulancia, pero el retraso de la misma hizo que no pensara en nada más y tomara esta decisión para que le quitaran el dolor a su hija.

No tuvo suerte. Las casualidades hicieron que diera igual que a Jorge Salazar Ospina le faltara un mes para caducar la orden de expulsión, o que estuviera en pleno proceso de renovación de su tarjeta de residencia. Documento que seguramente iba a conseguir, ya que cumplía con todos los requisitos. Entre ellos, tener una oferta de trabajo en territorio nacional o estar casado con una mujer que tiene la doble nacionalidad.

De hecho, él desde el primer momento se identificó. Algo que resalta su abogado José Cabrejas, quien defiende que "una infracción administrativa no valida una detención ni una retención". Destaca que era una persona fácilmente localizable, por lo que no era necesario hacer un arresto en el hospital y menos aún delante de una menor a la que han causado un sufrimiento psicológico.

Este abogado zaragozano se muestra muy crítico con las órdenes de internamiento urgentes debido a que "hay verdaderas dificultades para efectuar alegaciones, ya que solo se cuenta con una mera declaración del interesado, pero sin una comparecencia en la que se pueda alegar nada".

Eso ocurre, asegura Cabrejas, porque es un juzgado de Guardia quien toma este tipo de decisiones, y por tanto no tiene conocimiento especializado sobre cuestiones de extranjería. Por ello, ha recurrido esta decisión en nombre de la familia.

María y Angélica esperan que el país en el que soñaron vivir no les falle y todo quede en un mal sueño. Confían en que el nexo de unión familiar no se rompa al tener que cruzar el charco.