La ausencia de pruebas directas de la culpabilidad de López Montoya, después de que se retractara la principal testigo de la acusación, no ha servido para mantener la presunción de inocencia del acusado. El jurado ha tenido en cuenta la acumulación de indicios, el lógico relato de los hechos y la falta de coherencia del acusado y de los testigos de descargo, que recordaban con precisión unos datos y mostraban lagunas de memoria en otros, para pronunciarse de forma unánime sobre la culpabilidad del procesado.