No, no. No leen mal. El gran hermano --solo uno-- que espiaba en San José a sus vecinos fue detenido en noviembre. Los cinco meses que la Policía ha tardado en hacer público el arresto han tenido in albis a sus convecinos, que se enteraron ayer por los periodistas. Si soy bien pensada creeré que ha sido en aras de la investigación. Pero como no hay explicación oficial me asalta la malicia. Y pienso que en este cortijo popular de la desinformación ya no hay respeto ni por los delitos.