En verdad que no es oro todo lo que reluce. Aquí y supongo que en otros lugares de España, la flor del viejo aparato del PSOE no acaba de entender lo que pasa. Que Zapatero no les llama; que Ferraz no les ha convocado al reparto de cargos (¡menuda pedrea, tú!); que están nombrando para secretarías de Estado, subsecretarías o direcciones generales a gente que nunca había salido en la foto, y a ellos parece que no va a tocarles nada.

Parece ser que el nuevo presidente del Gobierno se quedó muy escamado con lo que pasó en la Asamblea de Madrid y no es muy partidario de seguir asignando puestos según el sistema de cupo por familia . Y si lo hiciera, fijo que en poco tiempo tenía alguno de esos tropiezos que le amargaron a Felipe Gonzaléz su particular otoño de patriarca socialista. Rodríguez Zapatero ha formado un equipo gubernamental equilibrado y sólido y desde su entorno fluyen los mensajes en el sentido de que esta vez se tendrá mucho cuidado en que nadie meta la gamba... ni el cazo.

El PSOE ha de ser consciente que en estos momentos está obligado a abrirse a los demás ámbitos progresistas, a romper los círculos de su propia organización partidaria (unos círculos que en algunos lugares son particularmente estrechos, inoperantes y políticamente irrelevantes), a mantener una imagen adecuada y a recorrer en sentido inverso el camino que se trazó tras el 82: entonces los socialistas usaron las instituciones para vaciar de contenido las organizaciones sociales y desmovilizar a la izquierda; ahora, sin embargo, necesitan una recuperación de la sociedad civil que les dote de apoyos y garantice su continuidad en el poder.

¿Alguien está explicándole todo esto a los sociatas del aparato ? ¿Captan dichos señores las implicaciones políticas del momento? ¿Comprenden que muchos de los votos que ha recibido su partido (y no por ellos precisamente) son un préstamo sujeto a condiciones obvias? ¿Lo entienden?