Una joven soldado aragonesa a la que se abrió expediente por, supuestamente, protagonizar cinco vídeos porno en el 2013, no parará hasta que se haga justicia con su caso y quede limpio su nombre. Basándose en su presunto parecido físico con la actriz de la película pornográfica, Cristina V. B. dice que se ha visto sometida a un proceso de acoso que ha convertido su vida en una pesadilla. La denuncia contra ella, asegura, partió de dos superiores jerárquicos.

El asunto fue visto por el Juzgado Togado Militar Central número 1, que el pasado septiembre dictó un auto en el que ordenó el archivo de las diligencias contra la soldado por considerar que los hechos que se le imputaban no constituían ni un delito ni una falta disciplinaria.

En la misma resolución, el organismo judicial se opuso a que se aportara a la causa una prueba pericial en la que, según la joven militar, se demuestra que ella no es la mujer que aparece en los filmes en cuestión.

Caso cerrado en falso

Pero para Cristina, con esa medida la Justicia castrense ha cerrado el caso «en falso». Ella lo que quiere es que se reabra por completo el asunto y se admita el informe pericial y otras pruebas que arrojan más luz sobre el caso y demuestran su inocencia. De hecho, ya recurrió el archivo de la causa y la respuesta del Tribunal Central Militar, el pasado 30 de octubre, fue rechazar la reapertura de la investigación judicial.

La prueba pericial, realizada por una empresa especializada en análisis de imágenes informáticas, compara la anatomía de la protagonista de los vídeos con la de la soldado denunciada, así como sus rostros, y llega a la conclusión de que «no son la misma persona».

La actriz porno presenta en pecho y abdomen 12 lunares, mientras que Cristina V. B. carece de esas manchas corporales y, tras someterse a un examen dermatológico, se comprobó que en su piel no había marcas que mostraran que se había sometido a una intervención quirúrgica para extirparlas.

Tatuajes

Asimismo, el informe pericial analiza los tatuajes de ambas mujeres y señala que no coinciden en su ubicación corporal. Por otro lado, los peritos restan valor probatorio a las fotografías aportadas a la causa para sustentar el parecido de las facciones, dado que, señalan, son «fácilmente manipulables». Los audios, en inglés, tampoco se consideran con valor probatorio por el mismo motivo.

Otra diferencia clave es que la soldado presenta en su anatomía una cicatriz que no se aprecia en la protagonista real de los videos, conocida con el pseudónimo de Carla Sweet.

Ante esta situación, Cristina V. B., que estaba destinada en la base de El Goloso, insiste en que se reabra el caso y se juzgue con las pruebas que ella ha aportado y que no se han tenido en cuenta.