La ocupación de los mercados tradicionales en los barrios de Zaragoza, especialmente los de titularidad privada, siguen a la espera de un impulso que les devuelva la plenitud de antaño. Primero fue la crisis económica y luego la falta de ayudas públicas. Juntos son motivos más que suficientes para que en la actualidad solo se mantengan activos el 39,3% de los puestos que existen en las 44 galerías de alimentación que hay. Entre todas, públicas y privadas, suman un total de 1.532 mostradores, y solo 603 están ocupados. Una realidad que sustentan en la actualidad 464 detallistas en la capital aragonesa, que añaden un componente más a la ecuación del descenso de actividad: los problemas para dar un relevo generacional en un trabajo que durante décadas ha pasado de padres a hijos.

La imagen es de contrastes entre mercados, incluso con los de titularidad pública. La plena ocupación del establecimiento de Valdespartera, 15 de 15 en servicio, no tiene nada que ver con los de San Vicente de Paúl, donde los datos oficiales del ayuntamiento demuestran que hay activos solo 12 de los 26 que existen tras su última reforma. Junto a ellos, el tercer recinto municipal, el Mercado Central, a un mes de su estreno tiene garantizada la actividad en 67 de los 74 puestos de detallistas. Aunque el consistorio podría licitar los siete vacantes en breve y llenarse pronto.

La imagen de los mercados privados es mucho más dramática en algunos casos. Cuatro mercados como el de Doctor Casas en el centro, el de Hípica en el barrio de Romareda, el de Cuéllar en San José o el de Venecia en Torrero aparecen con solo un puesto abierto. La ocupación casi plena es una excepción, solo los de Delicias y Avenida Madrid la alcanzan, el primero con 46 de los 48 mostradores en uso y el segundo con 26 de sus 28. Aún así, destacan los 44 porque pelean a diario por subir la persiana, a la espera de un impulso revitalizador que agite la demanda.