Un 10% de los ancianos aragoneses sufre depresión y, dentro de este grupo, sólo uno de cada diez recibe tratamiento. Así lo explicó ayer el doctor John Copeland, una de las máximas figuras de este campo de la medicina, en la apertura oficial de la XIII Reunión de la Sociedad Española de Gerontología. El encuentro científico se desarrolla desde el jueves y hasta hoy, en el hotel Boston de Zaragoza.

Copeland explicó que uno de los principales problemas que existen es que "esta patología se une, en la mayoría de los casos a otro tipo de enfermedad física", por lo que se trata al paciente por esta última dolencia, pero "se deja de lado la parte psiquiátrica". Paradójicamente, aseguró el médico, "buena parte de estas dolencias desaparecen cuando se actúa sobre la propia depresión".

Según los estudios realizados por el profesor Copeland sobre una muestra de 67.000 personas, la incidencia de la depresión en la tercera edad es más o menos común en todos los lugares. Aragón y toda España están en esa media del 10%. Sin embargo, algunos países se desmarcan de estas cifras y, por ejemplo, la depresión afecta a un 26% de los ancianos de Taiwan y sólo a un 5% de la población de la tercera edad de Islandia o Singapur.

La depresión es, junto con la demencia --que afecta al 5% de la población mayor de 65 años--, la patología más frecuente de las personas ancianas. Su incidencia es mayor en mujeres y la soledad, la falta de medios económicos, la existencia de patologías añadidas y el escaso nivel cultural son otros factores de riesgo. En ocasiones estas dos enfermedades coinciden, lo que dificulta su estudio.

En el estudio de Copeland participó también el hospital Clínico de Zaragoza, que aportó una muestra de 1.080 personas mayores de 65 años. Los datos extraídos en este análisis coinciden los obtenidos en otro estudio que todavía se encuentra en desarrollo y que ha estado coordinado por los doctores Antonio Lobo, jefe del Servicio de Psicosomática del Hospital Clínico de Zaragoza, y Pedro Saz, profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza.

SIN SUFICIENTE ATENCION Tal y como hizo el doctor Lobo el día anterior, Copeland incidió ayer en la deficiente atención que reciben muchos ancianos con problemas de salud mental, tanto en el campo terapéutico como en el de la asistencia social que precisan muchos de estos pacientes.

En este sentido, el gerente del Salud, Antonio Brun (que también estuvo presente en la comparecencia), admitió los problemas que existen para abordar este problema, una situación que habrá que atajar "desde el punto de vista nacional".

Asimismo, confió en las posibilidades del Plan de Salud Mental y en los nuevos recursos con los que contará Aragón para el 2005. "No sólo se trata de actuar sobre la salud, sino también sobre las residencias y los medios económicos", apuntó. "Los recursos son insuficientes y esto lo sabemos".

Este será uno de los problemas que centre estos días el debate en la reunión científica. Además de numerosas ponencias, también habrá una mesa redonda sobre la medicina legal y el anciano, en el que se abordarán temas como el maltrato a mayores, un fenómeno que los médicos están detectando cada vez con más presencia.