Puede parecer que ahora que llega el invierno ya no es tiempo de alpargatas, pero este calzado es perfectamente válido para esta época del año si la tela cuenta con un forro calentito. Y para lograr algo como esto solo es necesario acudir a la alpargatería Casa Alfaro, en la calle San Lorenzo, que lleva más de 30 años cosiendo a mano -y actualizando- esta prenda tradicional.

Georgina Alfaro es la tercera generación al frente del negocio. Recuerda que en todos estos años han visto cambiar mucho el perfil de los vecinos, aunque sus clientes se han mantenido fijos. «Somos una tienda única», reconoce.

En estos momento están eligiendo las nuevas telas para la próxima temporada. Antes cerraban un tiempo con las fiestas del Pilar para recuperar fuerzas tras el verano. Pero con la amplia demanda de sus productos y las redes sociales han decidido mantener la actividad.

El proceso de cosido de la alpargata comienza con la elección de la suela. Llegan desde La Rioja y son de yute de buena calidad. «Cuanto menos plástico tengan, más cómodas», explica Alejandro Lastra, uno de los hijos que ya forman parte del negocio. Hacen un poco de todo: desde las tradicionales a las que se emplean como segundo calzado en las bodas. O como primero, que las modas para eso son muy variables.

Un dedal llamado paloma protege la palma de la mano a la hora de empujar la aguja a través del esparto. «Esto lleva mucho trabajo, la gente lo tendría que valorar más», indica Alfaro. En la familia se han dedicato tradicionalmente al calzado y ahora disponen de más de medio centenar de modelos diferentes, casi todos ellos de creación propia.

En el taller la actividad es ingente. Anabel García se encarga de coser los borde a máquina. Destacan que como todo se hace de forma artesanal las alpargatas se adaptan a todo tipo de pie. Algunas han viajado a Colombia o Estados Unidos, pero la mayoría se quedan en Zaragoza, no necesariamente en el barrio.

Con la evolución de La Magdalena se muestran encantadas. «Antes esto daba miedo», evocan. Ahora la mirada ha cambiado completamente. «Estamos en un sitio muy céntrico que ha recuperado el encanto», expresa Alfaro. Y además consideran que tienen una ventaja respecto a las nuevas tiendas de moda. «Si llevas toda la vida es más fácil prosperar», dicen.