"Concepción González solicita fotocopiadora y material de formación para Venezuela valorados en 3.000 euros". "Ana Montserrat demanda 3.000 euros para educar a jóvenes y promocionar a la mujer en Brasil". "Teresa Rodrigo pide 3.000 euros para dar becas de comedor a niños de Ruanda".

Para atender a esta clase de demandas de una parte de los 391 misioneros zaragozanos que viven en los cinco continentes, ayer por la tarde se inauguró la tercera edición del rastrillo benéfico, organizado por la Delegación de Misiones. Está situado en el edificio de las Carmelitas, en el paseo María Agustín, y permanecerá hasta el próximo domingo. El horario de visita es de 10.30 a 13.30 horas y de 17 a 20.30 horas.

En él, los asistentes pueden encontrar libros por 2 euros de escritores como Julio Verne o Arturo Pérez Reverte. Por el mismo precio podrán adquirir muñecas, peluches y otra clase de juguetes. Hay también ropa de primera mano de niños y mujeres, además de joyería, bolsos y calzados, unos artículos que no superan los 20 euros. En otra sección se exhiben adornos para la casa y objetos de cocina a precios similares e, incluso, se venden máquinas de escribir Olivetti a 30 euros, maletas de viaje a 0, 50 céntimos y una silla de bebé para gemelos a menos de 30 euros.

Adela Ortiz ha sido la encargada de poner en marcha este rastrillo en el que han colaborado medio centenar de mujeres mayores de 50 años. "Para los misioneros es un consuelo saber que sus paisanos realizan un esfuerzo para ayudarles en sus proyectos", explicó Adela, quien a su lado tenía a un misionero zaragozano, Javier Murillo, que durante años estuvo en Senegal y Mozambique y que lo corroboró.

La idea de organizar este mercadillo surgió hace tres años. "Mantenemos un contacto continuo con los misioneros y en sus cartas cuentan qué están haciendo o qué es lo que necesitan", recordó la encargada. "Nos llegó al corazón y nos pusimos manos a la obra", añadió una de las colaboradoras, Lucía Abán.

Desde las pasadas navidades estas mujeres comenzaron a repartir panfletos entre los establecimientos comerciales del Portillo, Gran Vía, la calle Alfonso... y pronto recibieron artículos de comercios como Uki, Escorpión, chocolates Lacasa, galletas Gargallo y Eskolan, entre otros, además de las donaciones de particulares.

Con el rastrillo del año pasado, estas mujeres lograron recaudar más de 18.000 euros, una cifra que califican como "increíble", aunque no fue suficiente para cubrir todas las demandas que reciben.