Ni el paso del tiempo ni la crisis han logrado destronarla. La Virgen del Pilar es el recuerdo de Zaragoza por antonomasia, ya sea en estatua, dedal o medalla. Le sigue muy de cerca la basílica del Pilar, pero, aun así, la patrona de Zaragoza ejerce su hegemonía en el mundo del souvenir. "Intentamos que la gente compre otros monumentos como La Seo o la Puerta del Carmen, pero nada. La gente va directa a la Virgen", afirma Antonio Rincón, de 60 años, propietario de una tienda de souvenirs en la misma plaza del Pilar.

Pese al tirón de la patrona, el sector de los souvenirs vive sus horas más bajas. Los propietarios y dependientes aseguran que vienen menos turistas y, encima, gastan menos. "Nuestra temporada de ventas comenzaba con el puente de la Asunción y terminaba en Pilares. Ahora, lo mismo nos da que sea temporada alta o temporada baja", lamenta Soledad Rincón, dependienta en un comercio que se ubica cerca del foro romano.

Una crisis previa a la Expo

Los establecimientos recuerdan con nostalgia las riadas de turistas que trajo la Expo. "No obstante, la crisis no comenzó después del 2008. Ya venía de antes", asegura Nuria Casado, encargada en una tienda al lado del pasaje del ciclón. Al descenso en el poder adquisitivo de los turistas, se unen las dificultadas que entraña que Zaragoza sea una ciudad de paso: "Vienen, ven el Pilar en cinco minutos y se van. No les dejan casi tiempo. Luego les paran en las áreas de servicio y allí sí que pueden comprar", explica Nuria, responsable de un establecimiento que sufrió bastante la prohibición de encender velas en el Pilar.

Por si fuera poco, las dificultades no acaban aquí. En septiembre del 2012 comenzó a aplicarse la subida del IVA, y, como tantos otros productos, las vírgenes del Pilar pasaron del 18 al 21%. A la vez que el impuesto sobre el consumo, se incrementó el recargo de equivalencia --el impuesto que grava a los minoristas que venden productos que no transforman--. "Por cada producto que vendo, pierdo un 26% de su precio", asegura Nuria. Para no perder más clientes, la mayor parte de las tiendas optó por matener los precios. "Lo que repercute en menores beneficios", explica Soledad Rincón. "La única forma de mantener el negocio es trabajar de nueve de la mañana a diez de la noche", añade.

La crisis también se ha dejado sentir en el ranking de los souvenirs. A las clásicas figuras de la Virgen les ha surgido un competidor nada desdeñable: los imanes, ya sea con la forma de la santa patrona o con la silueta de la basílica. "Son más baratos y más cómodos de llevar", argumenta Soledad, esposa de Antonio. Las frutas de Aragón se mantienen en lo alto de la clasificación, pero para ello el tamaño de los lotes ha tenido que disminuir: "Se ha pasado del kilo de frutas, al cuarto. Lo nunca visto", cuenta Laura Mateo en su estalocal de la calle Don Jaime.