David Martín lleva 13 años trabajando en las cuadrillas terrestres del operativo forestal de Sarga y la pasada campaña fue «la mejor de todas». Trabajó nueve meses, cuando de media en los últimos años ha estado «cinco o seis». «Este enganchamos a final de marzo, dos meses más tarde, así que el periodo de contratación va a ser muy inferior», lamenta Martín, que denuncia que tampoco saben hasta cuándo trabajarán. «Como cada año cotizado solo da derecho a cuatro meses de paro, solo uno de cada dos inviernos cobro la prestación, así que me tengo que buscar la vida y trabajar en la hostelería», denuncia este jaqués de 40 años.

El malestar entre los bomberos aún ha crecido más este año debido a la congelación salarial que han sufrido parte de ellos. «Tampoco nos han subido los pluses», lamenta Martín, que hace dos años se lesionó y no pudo trabajar.

Según los trabajadores, los puestos más precarios del servicio son los de los vigilantes que están en las torretas en el monte, que trabajan «una media de 88 días», seguidos de las cuadrillas terrestres, cuyo sueldo ronda los 1.300 euros por «jornadas extenuantes». R. l. m.

Javier Carrascón lleva desde el 2011 trabajando en el operativo de incendios de Sarga. Su primer año solo trabajó cuatro meses y los cinco siguientes «una media de seis», unos periodos de contratación con los que es difícil plantearse «un proyecto de vida». «Como ya tengo más puntos ahora estoy en la brigada helitransportada y trabajo unos ocho meses, pero aún así la inestabilidad laboral que tenemos que soportar es brutal», denuncia el joven de 34 años, que ayer participó en la concentración en San Pedro Nolasco.

Como todas las campañas, Carrascón aún no sabe hasta cuándo trabajará, por no hablar de la acumulación de jornadas. «Hay meses que trabajamos hasta 24 días y para que las dos jornadas de fiesta nos coincida en fin de semana tenemos que esperar un mes y medio», lamenta el joven, que apunta que tienen que estar localizables las 24 horas. «Y solo nos dan un plus de seis euros al día», denuncia.

Al ser fijo discontinuo, Carrascón solo cobra los meses que trabaja. «Nos tenemos que buscar otra actividad en invierno porque el tiempo que cotizamos solo nos da para tener paro uno de cada dos inviernos», lamenta. r. l. m.