Los sindicatos policiales SUP y Jupol calificaron ayer de «despropósito» que el joven abatido a tiros por la Policía Nacional tras esgrimirles un arma de fuego haya decidido denunciarles por un delito de lesiones. «¿Se tenía que haber dejado asesinar?», se han preguntado desde el perfil oficial del SUP tanto a nivel autonómico como nacional en Twitter. Desde Jupol alabaron la actuación porque "fue con determinación, valentía y pericia" y añadieron que el uso del arma "fue con congruente y proporcional ante una amenaza real".

Desde el SUP insistieron en que los agentes realizaron un «uso correcto de su arma reglamentaria» tras recordar que el detenido «atemorizó a los viandantes», que llevaba el revólver con munición en el interior y que «accionó dos veces el gatillo, llegando a percutir dos balas». «Te neutralizan de la manera menos lesiva para repeler una agresión con arma de fuego y te conviertes en un ciudadano ejemplar que solo quería entregar el arma que llevabas escondida», ironizaron.

El Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza abrió unas diligencias previas, según adelantó EL PERIÓDICO, después de recibir la denuncia interpuesta por Tahirou N., quien asegura que él quería entregar el arma, no disparar a los agentes. A través de su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, relata que una patrulla le paró en la vía pública al tiempo que le solicitaron la documentación y él le entregó su pasaporte de Mali. «Los policías me preguntaron sí tenía entre mis pertenencias algún efecto que me pudiera comprometer y les contesté que sí, sacando mi revolver plateado del bolsillo con la finalidad de entregárselo a los agentes, pero ellos respondieron con sus pistolas reglamentarias», asevera, mientras apunta que la pareja de agentes retrocedió sus posiciones.

Una situación que, según señala, le generó «presión». «Estaban apuntándome con sus armas y salí con el paso acelerado», recuerda. Fue en la confluencia de la calle Cerezo con Boggiero cuando se encontró a otros dos policías que estaban en su vehículo y que al ver que todavía tenía la pistola en la mano «sacaron también sus armas reglamentarias». «Tras insistir en que les entregara el arma, procedí a intentar entregársela, pero fue entonces cuando empezaron a dispararme», lamenta.

Asegura que llegaron a disparar hasta 12 tiros, hiriéndole en la pierna dos de ellos. Este hombre se encuentra en prisión provisional por atentado.