El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 6 años de cárcel impuesta a una mujer que robó a lo largo del tiempo joyas por un importe superior a los 300.000 euros en la casa de un matrimonio de personas mayores a los que cuidaba en una vivienda unifamiliar próxima a Zaragoza.

El Supremo ratifica también la condena de 5 años acordada para un hombre que actuó como cómplice de la anterior para llevar a cabo un asalto a la vivienda en compañía de una tercera persona no identificada, aprovechando un desplazamiento que hizo la pareja a la cuidadora a una segunda vivienda de su propiedad en Murcia.

Los dos acusados fueron condenados en marzo de 2019 por la Audiencia de Zaragoza por un delito continuado de robo con fuerza, sentencia que ratificó el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), con la agravante de abuso de confianza en el caso de la mujer.

Estas resoluciones fueron recurridas por separado por los representantes legales de los dos acusados, que alegaron diversos errores en la valoración de las pruebas que conculcaban la presunción de inocencia de sus respectivos clientes.

Sin embargo, los magistrados del Supremo consideran que el relato de hechos de la Audiencia de Zaragoza no sólo se ajusta a "las reglas de la lógica y las máximas de la experiencia", sino que es conforme al conjunto de pruebas de cargo presentadas, que evidencian, añaden, la participación de los acusados en los hechos.

Este relato, que el Supremo mantiene en su totalidad, destaca que la cuidadora, nicaragüense, empezó a trabajar en la vivienda del matrimonio en 2007, aunque las primeras sustracciones de joyas, que luego vendía en establecimiento de compraventa de oro, las comenzó a realizar en 2013.

Tras tres años consecutivos de robos de joyas de las dos cajas fuertes del matrimonio, la mujer "consciente de la facilidad que tenía para acceder a tales joyas por conocer todos los entresijos de la casa, tramó, junto con su cómplice y un tercero que se halla en paradero desconocido, dar un golpe definitivo y mayor, en el que nadie pudiera sospechar de ella y con el cual tapar sus anteriores sustracciones".

Este golpe fue dado en abril de 2016, durante el transcurso de un viaje a Murcia del matrimonio con su cuidadora, que convenció a la anciana de viajar junto a su marido a pesar de que inicialmente rechazó desplazarse.

El cómplice y su socio desconocido saltaron la valla de seguridad de la vivienda, y utilizaron las llaves y la tarjeta que les había proporcionado la acusada para entrar en la casa y desconectar las alarmas.

Los asaltantes forzaron una de las cajas fuertes y posteriormente se llevaron todas las joyas, principalmente relojes, que estaban expuestas en aparadores de cristal.

La herramienta utilizada en el golpe, una pata de cabra adquirida el mismo día del asalto en un establecimiento comercial de Zaragoza, permitió a los agentes identificar a los sospechosos a través de las cámaras de vigilancia.

El Supremo avala la contundencia de las pruebas esgrimidas por el tribunal juzgador para establecer su condena.