Un coacusado enfermo de coronavirus ha obligado esta mañana a la Sección VI de la Audiencia de Zaragoza a suspender un juicio contra siete personas que, presuntamente, se hacían pasar por agentes de la Guardia Civil para robar droga a organizaciones criminales que traían la mercancía de Suramérica. La vista oral se ha aplazado al mes de septiembre, sin fecha.

Las penas solicitadas por el ministerio público sumaban alrededor de 160 años en total, dado que se acusa a los sospechosos del doble delito de tráfico de estupefacientes y de robo con violencia.

El modus operandi de los acusados, según Fiscalía, consistía en simular que eran miembros de la Unidad Central Operativa, un cuerpo especializado de la Benemérita que persigue delitos como el tráfico de drogas a gran escala. Para ello llevaban placas identificativas de la unidad a la que decían pertenecer.

Cinco golpes en el 2019

Sin embargo, los acusados, según la acusación, no traían la droga desde su origen sino que se adueñaban de ella, de forma violenta, una vez en territorio nacional, usando una modalidad delictiva conocida como vuelcoen el lenguaje de la delincuencia.

Hoy uno de los siete acusados ha presentado un informe diciendo que padece covid-19. No ha ido a la sala de vistas. Su letrado ha informado de que, tras venir de Madrid, se hallaba en un coche estacionado en un parquin de la capital aragonesa, en mal estado de salud. Al parecer, puede ser el jefe del grupo.

Los hechos se remontan a febrero del año 2019, cuando los acusados dieron, en la versión del fiscal, cinco golpes en las ciudades de Zaragoza, Málaga y Madrid. Siempre usaban el método del vuelco, pero con gran violencia, maniatando y golpeando a miembros de otras organizaciones hasta que conseguían saber dónde estaban la sustancias estupefacientes almacenadas. Así se hacían con grandes alijos de distintas drogas.