Desde 1900 hasta 1936 al menos 125 de los poco más de 700 habitantes de Jabaloyas emigraron a EEUU para ser mineros y pastores, en busca de ahorros que les permitieran regresar y llevar una vida mejor. Las casi 80 personas que quedan hoy en el pueblo inician el hermanamiento con la tierra que les acogió.

La verdadera dimensión de aquel éxodo para el pequeño pueblo se ha descubierto gracias a la investigación de Raúl Ibáñez, miembro del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín, CECAL. «Sabíamos algo por los testimonios orales pero no que fuera tanta gente ni exactamente el destino», señala.

Gracias a Internet, encontró la registration card de un vecino, y esto le llevó a descubrir que los jabaloyanos de hace un siglo viajaron a Bingham Canyon, en el Estado de Utah, para trabajar como mineros en una explotación (todavía abierta) y como pastores de ovejas.

El trabajo entonces se centró en localizar archivos americanos como la documentación de la isla de Ellis, en Nueva York, por donde entraron buena parte de los emigrantes europeos a Estados Unidos. La revisión exhaustiva de estos archivos ha permitido identificar a al menos 125 vecinos del pueblo.

«Hay familias enteras: padre, madre e hijos, pero sobre todo se trataba de hombres jóvenes», señala el investigador, que explica que «casi todos los hijos del pueblo en edad de trabajar se embarcaron para América».

De por qué eligieron aquel destino y se decidieron a marchar tantas personas Ibáñez solo tiene una hipótesis. El investigador cree que algún vecino de Jabaloyas contactaría con otro emigrante allí, seguramente vasco o navarro, «que sí tenían tradición de emigración», y tras ellos, irían todos.

La mayor parte regresaron, según lo que ha podido averiguar hasta ahora el investigador, y ello explica, por ejemplo, la afición en el pueblo a costumbres tan americanas como el póquer o el boxeo.

Gracias a este estudio, el pueblo ha entrado en contacto con el cónsul honorario de España en Utah, Baldomero Lago, y se ha iniciado el proceso para hermanar Jabaloyas con la localidad de Copperton, puesto que es la que acogió a los emigrantes. Bingham Canyon desapareció con la ampliación de la mina.

El objetivo ahora es localizar a los descendientes de quienes se quedaron allí para estrechar lazos y averiguar por qué una séptima parte del pueblo, hace cien años, se atrevió a cruzar el Atlántico en un viaje duro, de más de una semana, para lanzarse a un sueño americano de ida y vuelta.