El próximo mes de octubre se pondrá en marcha la nueva Tarjeta Zaragoza. Es exactamente la misma que la conocida tarjeta ciudadana con la salvedad, y novedad, de que no hará falta estar empadronado para poder disfrutar de sus mismas prestaciones. Serán complementarias la una de la otra. Además, incluirá un servicio añadido: la posibilidad de pagar también los billetes del cercanías, algo que hasta ahora no sucede.

Este nuevo plástico ampliará sus fronteras y pasará a incluir toda el área metropolitana, con 370 puntos de venta y recarga. Actualmente, y al ser una competencia autonómica, el Consorcio de Transportes está negociando con Renfe esta posibilidad.

La concejala accidental de Participación Ciudadana, Luisa Broto, anunció ayer que esta nueva tarjeta estará disponible en octubre y se dará, así, cobertura a un gran número de residentes en Zaragoza que no están empadronados y que no pueden disfrutar de las ventajas de este título, como el pago del autobús, el tranvía o los aparcamientos regulados.

Según indicó el jefe del servicio de Ciudad Inteligente, Gerardo Lahuerta, esperan sacar más de 25.000 plásticos a partir de otoño y, a largo plazo, llegar a tener alrededor de «300.000» tarjetas, prácticamente las mismas que hay en circulación para el servicio del bus y el tranvía, que asciende a unas «400.000».

Actualmente 208.000 personas disponen de su tarjeta ciudadana. En el último año se han realizado 13.837.158 usos, la mayoría de ellos para pagar el autobús (9.107.382) y el tranvía (4.242.322). Le siguen el abono de los autobuses metropolitanos (240.381), el pago de la zona azul y naranja (185.439) y los taxis (34.049), además de otros servicios como el acceso de museos o instalaciones deportivas (14.885)

Otra de las novedades que incluirá será la incorporación de los servicios de bonificaciones municipales, atendiendo a los perfiles socioeconómicos.

También está previsto incorporar el uso de la tarjeta ciudadana en los procesos de participación y que sea este plástico la credencial que evite votaciones fraudulentas. De hecho, la obligatoriedad de su uso ya se contemplaba inicialmente en el proceso de presupuestos participativos. Finalmente se optó por excluirla como método de identificación ante el reducido número de personas que la poseen, de manera que la muestra de posibles votantes se reducía a poco más de 200.000 personas.

Ahora, en cambio, se prevé que aumenten el número de solicitudes, en caída desde hace años, ya que, aquellos que solo podían poseer la tarjeta bus al no estar empadronados podrán disfrutar de sus servicios complementarios como el Bizi Zaragoza, el acceso a cualquier instalación municipal el pago de determinados servicios.

Su recarga será como los plásticos actuales para el bus o el tranvía, ya que se presenta como una tarjeta monedero que puede ser recargada tantas veces como se requiera.