La creación de una plataforma única en la misma rasante en el entronque del paseo Echegaray y Caballero de Zaragoza con el puente de Piedra y la calle Don Jaime I está ahora más cerca de ser descartada. El proyecto de la llamada cota cero, que tan buenos resultados está dando, se ha topado con un obstáculo casi insalvable, todas las cautelas que obliga a tomar el atropello mortal ocurrido el pasado mes de diciembre en el que una mujer perdió la vida arrollada por un autobús de la línea 36. Este suceso ha sido clave para que ahora un informe de Infraestructuras desaconseje la actuación propuesta sin adoptar medidas complementarias que atajen su «peligrosidad».

Así lo explicó ayer el responsable de Urbanismo, Pablo Muñoz, en la comisión plenaria de su área y a pregunta del PSOE, aunque nadie esperaba este informe, firmado ayer mismo por el Jefe de la Oficina Técnica del Viario Público, Julio López. Este no nombra expresamente esa peligrosidad pero la describe con detalle. En su análisis, en resumen, destaca que en esta intersección se producen «zonas en sombra» en los giros que se realizan desde el puente de Piedra donde la visibilidad es nula en un punto en el que ya de por sí se producen lo que denomina «rutas no previstas», que no es otra cosa que los recorridos que realizan los peatones fuera de los pasos de cebra habilitados con el fin de acortar, especialmente para acceder al propio puente.

24.503 VEHÍCULOS AL DÍA

Así que elevar la calzada, concluye, reforzaría «la sensación de zona con prioridad peatonal» en los viandantes «en un espacio que a la vista de las intensidades y flujos de tráfico mencionados no lo es». En un cruce por el que, según datos del 2017, pasan a diario 24.503 vehículos de media, 6.444 en dirección al puente de Hierro y 18.059 hacia el de Santiago, con hasta 1.582 en horas punta. Pero sobre todo en el que buses y taxis no tienen toda la visibilidad necesaria para avanzar con seguridad en los giros desde el puente de Piedra a Echegaray. Así que concluye que hay que acometer «otras actuaciones que garanticen la disminución de flujos (en intensidad y tipo) para que el resultado sea efectivo y no empeore la situación actual».

El informe propone tres medidas concretas: la «implementación de vallas perimetrales» en la acera que conduzca a los peatones hacia los pasos de cebra; convertir el paseo Echegaray en una «vía de sentido único»; o «eliminar el tránsito rodado que cruza el puente de Piedra». Y Urbanismo lo que ha hecho es remitir este informe a Movilidad para que plantee sus propias alternativas.

Así que la anunciada petición vecinal de retrasar el inicio de las obras a después de la Cincomarzada para no afectar a la celebración se ha convertido en pecata minuta para un proyecto sobre el que el Gobierno de ZeC tiene definidas las prioridades. «Mi compromiso expreso es que el bus siga pasando por el puente de Piedra y condiciono cualquier solución a que lo siga haciendo», afirmó con rotundidad el responsable de Urbanismo, quien añadió que «si no se puede garantizar, no habrá elevación de calzada en Echegaray y Caballero».

QUEJAS DEL ARRABAL

Ahora la decisión está pendiente de Movilidad, que hace meses llegó a recomendar la peatonalización del puente de Piedra y de la calle Don Jaime I, y que tantas criticas despertó entre vecinos y comerciantes. Muñoz tampoco ve factible la solución de las vallas perimetrales porque aportarían «menos accesibilidad», dijo.

Este informe llega, además, en un momento en el que el Arrabal está trasladando sus quejas al ayuntamiento por el funcionamiento de varias líneas de autobús. Desde la asociación vecinal denunciaron ayer la «mala planificación» en la línea 35 en horas punta, entre 7.30 y 9.00 horas, que se presta con vehículos no articulados y no recoge a todos los usuarios en las paradas; o en la 60, que instan a llevarla «por la calle Sobrarbe o por la avenida Cataluña y paseo de la Ribera», para llegar a La Chimenea; o la mala frecuencia de la 50, de 15 y 30 minutos pese a haber aumentado un 28% su uso.