El avance de la tecnología led en el alumbrado público es ya imparable. Su instalación en los puntos de luz que iluminan calles, calzadas y zonas verdes de Zaragoza aumenta de forma progresiva, a medida que se averían las luminarias de vapor de sodio, las más extendidas en la ciudad al representar un 88% de las más de 85.000 con las que cuenta la capital aragonesa. Zaragoza ya no estudia la implantación de leds en estas, lo incorpora en todas las que se estropean o vandalizan, porque sus resultados son más que evidentes. Su avance en solo dos años se traduce en 732 luminarias ya colocadas, suman «más de 1.500 unidades en total» y su rendimiento se traduce en «más del 60% de ahorro», en potencia contratada y consumo, allá donde se han puesto.

La Unidad de Alumbrado Público del Ayuntamiento de Zaragoza lo tiene claro: es el momento de apostar por el led. En lugares como San Juan de la Peña, Sobrarbe o el túnel de la avenida Cesáreo Alierta ya funcionan. Y los resultados son concluyentes. En los dos primeros se retiraron 150 puntos de luz con lámparas de descarga y se colocaron 334 de tecnología led, y de los 22.186,44 euros al año que suponían las primeras (20.927,36 de consumo y 1.259,08 por la potencia contratada), pasa a 9.006,08 (son 8.377,11 y 628,97, respectivamente) en las segundas. Un 62% de reducción y 13.180,36 euros al año para dedicar a otras cosas.

LA REGULACIÓN, CLAVE

Quizá servirían para reinvertirlos en ampliar la red de luminarias led, en zonas donde el rendimiento es aún mayor. Por ejemplo en túneles como el de Cesáreo Alierta, donde con más de 8.000 horas de encendido al año, el doble que las 4.000 que se iluminan en una calle cualquiera de la ciudad, los ahorros se disparan. En este caso, por ejemplo, se ha constatado que «la reducción del gasto ronda los 70.000 euros al año».

«En este punto había 300 puntos de luz, ahora son 76, todos de led y con una intensidad lumínica que no ha provocado quejas en los usuarios», destacan los técnicos municipales. Tampoco lo ha hecho en el de Isabel la Católica, que da acceso al hospital, cuyo ahorro es tal que «en año y medio se habrá amortizado la inversión realizada».

La clave es «la regulación» que permiten estos puntos de luz que, con 150 lúmenes por vatio, el sistema puede rebajar su consumo «hasta un 50%», mientras que el sistema tradicional, apenas puede hacerlo en un 15% teniendo, por otra parte, entre 110 y 120 lúmenes por vatio. Aunque el led está en un momento incipiente en Zaragoza y solo representa el 2% de las luminarias existentes, apunta a extenderse rápidamente en un futuro a corto plazo. En una ciudad que ha aumentado exponencialmente el número de puntos de luz. Solo en el 2008 colocó 9.000 de los 25.000 que ha incrementado entre el 2003 y el 2016.

Hoy en el mercado «resulta más barato comprar una luminaria de led que una de descarga, ya que apenas se fabrican». Porque no hay demanda. Las ciudades piden la nueva tecnología, porque los fabricantes han mejorado en cuatro años el modelo que antes se desaconsejaba para Zaragoza. «Ha cambiado la parte electrónica. Antes no disipaba el calor y la fundía. Ahora eso no pasa y el rendimiento es más que óptimo», explican los técnicos.

Cada unidad, con una vida útil de 25 años, puede costar «unos 600 euros», aunque las hay más baratas y más caras (en proporción a la calidad, claro). Pero el desembolso «se puede amortizar en solo 5 años».