La Torre del Agua se puede observar desde muchos lugares de Zaragoza, incluso desde los alrededores de la ciudad. Pero poder verla desde dentro es casi un privilegio. Este fin de semana sus puertas han vuelto a abrirse para celebrar la fiesta anual del Parque del Agua con una alta afluencia de público.

La Asociación Legado Expo ha sido la encargada de realizar las visitas en su interior. Solo hasta la planta siete, de las 23 que tiene, y desde la que se puede vislumbrar la gota de agua más famosa, pesada y costosa: el Splash.

Muchos fueron los que ayer la fotografiaron. La lluvia no impidió que se cumplieran las expectativas y, aunque las visitas guiadas se hicieron con cita previa, hubo más de uno que intentó entrar presentándose en el acceso. Pero los grupos estaban limitados a 15 personas, por razones de seguridad, y no hubo alternativa.

No sufrió la misma suerte el espacio infantil organizado con juegos y actividades destinadas para los más pequeños, donde alguna familia se acercó durante los ratos de tregua que dio el cielo.

En la visita a la torre, algo que no sucedía desde octubre del 2015, los visitantes pudieron recorrer su pasillo hasta la séptima planta, donde se encuentra la base de la escultura, de 23 metros de altura y nueve de ancho. Un camino de media hora que se realizó en grupos de 15, aunque, muchos de ellos no alcanzaron la cifra. En general, aquellos que pudieron comprobar las maravillas de su interior, en perfecto estado, manifestaron su incomprensión por el cierre del edificio.

LA PUGNA

Desde Legado Expo llevan años reclamando a Expo Zaragoza Empresarial la reapertura de la Torre del Agua. Existe una pugna entre la DGA y el Ayuntamiento de Zaragoza basada en lo que uno le debe a otro a razón del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). El consistorio reclama su apertura y el Gobierno autonómico guarda silencio. La anterior presidenta del Gobierno, Luisa Fernanda Rudi, declaró Bienes de Interés Cultural (BIC) tanto la Torre del Agua como el Pabellón Puente. Este título exime a su propietario -en este caso la DGA- el pago del IBI siempre que no se explote comercialmente.

Por ahora, esta torre de 76 metros de altura solo abre sus puertas -y únicamente la parte baja- para celebrar algún congreso organizado, precisamente, por el consistorio zaragozano.