PERROS EN LA PLAZA DEL PILAR. El pasado domingo mi familia vino a visitarme a Zaragoza y se quedaron estupefactos al ver el poco respeto que tiene la gente a las instalaciones de la ciudad. Ibamos paseando hacia la fuente de la Hispanidad, casi al final de la plaza del Pilar y vimos cómo un señor que iba con un perro negro, bastante peludo y de tamaño considerable no tuvo ninguna vergüenza en soltarlo. Había por las inmediaciones muchos niños y personas mayores y el can iba de un lado para otro ladrando y molestando, además no llevaba puesto ni siquiera un bozal, por lo que podría haber ocurrido cualquier cosa. Pero lo peor estaba por llegar. El perro se metió en una fuente que hay frente al otro monumento acuático a bañarse y refrescarse --el domingo hacía mucho calor-- y cuando salió se dedicó a sacudirse salpicando agua a todos los que estábamos allí, cosa que al dueño le hizo mucha gracia. El perro no tiene ninguna culpa, mi queja no viene por ahí. El problema es su dueño, que no sé cómo se le ocurre dejar a un perro tan grande suelto en plena plaza del Pilar y permitirle que se meta en el agua. Pido un poco más de respeto a los que tienen animales, es posible vivir todos en armonía con un poco de esfuerzo. MARIBEL OCHOA L. ZARAGOZA

MOTOS RUIDOSAS. Vivo en la avenida Goya y estoy harto de tener que soportar el ruido de las motos en plena madrugada. Es una vergüenza oirlas pasar todas las noches a velocidades descomunales porque hay poco tráfico y van por la calle sin miedo a que les multen. Por no hablar de esos coches que llevan el tubo de escape trucado para que haga más ruido de lo normal y todos nos enteremos cuando pasan por la carretera. Lo que más me preocupa de esto, aparte de que estos jóvenes se juegan la vida, es que nadie hace nada para evitarlo. ¿Por qué no ponen multas a los que manipulan el tubo de escape? ¿Por qué no hay nadie que mida la contaminación acústica de la ciudad? En urbes como Los Angeles no hay motos, tal vez sería una solución a este fastidio. Que alguien haga algo pronto, por favor. L. M. B. ZARAGOZA