Consuelo Cuesta, de 75 años, recibió el pasado sábado una brutal paliza que pudo causarle la muerte, como asegura que le dicen los miembros del equipo médico que le atiende en el hospital Miguel Servet. Ese día, esta vecina de Huesca se fue a "dar una vuelta" por un piso que posee en una casa deshabitada de la capital oscense, en la travesía de Mozárabes.

Allí, de forma totalmente inesperada, sorprendió a un intruso, un hombre que había entrado a robar. "Nada más entrar oí unos ruidos extraños", explicó ayer. "El piso es muy viejo y no tiene luz, pero distinguí en la penumbra una sombra, un desconocido que llevaba una bolsa con cosas", recordó en su habitación del centro sanitario de Zaragoza.

"Me quedé muy sorprendida y le pregunté qué hacía y él se encaró conmigo y me dijo que quién era yo", señaló la víctima. "Le dije que era la dueña del piso y me respondió que el piso era una mierda y que me iba a reventar para que no le dijera a nadie quién era", continuó Consuelo su relato.

El extraño, al que describió como "un hombre muy negro, de pelo largo y grasiento, con una mirada muy dura", le golpeó entonces en el pecho con una herramienta que llevaba en la mano, una especie de tenazas o alicates.

"Estábamos en el descansillo y luego aún me dio tres o cuatro golpes más y yo perdí el conocimiento", contó la mujer, que gritó "¡Socorro!" dos veces. Lo siguiente que recuerda es que abrió los ojos y estaba en una clínica de Huesca, a punto de ser trasladada a Zaragoza, dada la gravedad de las heridas.

Consuelo, que era decoradora y vive con un hijo, será sometida en breve a una operación de reconstrucción maxilofacial, pues los golpes del ladrón le produjeron la rotura de la nariz, de dos dientes y de una ceja. "Con el ojo izquierdo solo veo sombras", manifestó ayer.

Pero ella va más allá de la sesión de cirugía y teme el regreso a su casa. "Me da miedo pensar que un día puedo salir a la calle en Huesca y encontrarme con ese ladrón que casi me mata", confesó. "¿Qué será de mí? ¿Qué puedo hacer?", preguntó.

Su presunto atacante, un hombre de 42 años con numerosos antecedentes por delitos contra la propiedad, fue detenido tiempo después de la agresión y ahora se encuentra encarcelado en Zuera.

"Sus ojos se me quedaron grabados", añadió Consuelo. "Tenía la mirada de una mala persona, siento miedo solo de recordarla, pero reconocería su cara entre dos millones de personas", indicó.

No es la primera vez que esta mujer es víctima de un delito. "En mi piso de Mozárabes han entrado nueve veces, aprovechando que no vive nadie en la casa, y se me han llevado todo: la televisión, los cubiertos, los muebles, los cuadros...", manifestó.

En otra ocasión, los ladrones también se cebaron con ella y le golpearon cuando se vieron sorprendidos. "Entran por el patio interior o trepando por las tuberías de la fachada", dijo Consuelo, que espera que ahora "se haga justicia".