«Yo quiero trabajar, me encanta mi profesión, pero lo primero es la salud y temo por mi vida si debo entrar al colegio en estas condiciones». M. J. es una trabajadora auxiliar en el colegio de Educación Especial Alborada, en Zaragoza, que acaba de denunciar al Departamento de Educación ante Inspección de Trabajo por la falta de medidas preventivas en este centro.

Esta trabajadora tiene la condición de TES (Trabajadora Especialmente Sensible). Es decir, sufre algún tipo de patología que la convierte en un perfil de riesgo a un contagio de coronavirus. «Trabajamos con un alumnado que no tiene que llevar mascarilla, con una necesidad educativa especial y donde hay un intercambio de contacto muy directo por la interacción que se hace con ellos. Los planes de contingencia de los centros no tienen en cuenta a los trabajadores sensibles y yo sin una protección más adecuada no quiero entrar al centro. Para mi un contagio puede ser letal y temo por mi vida, tengo miedo», explicaba ayer a este diario la afectada.

Según explica, no cuentan con mascarillas FPP2 en el colegio y a personas con patologías, como ella, no la dotan de Epis necesarios. «En julio ya presenté ante el Servicio Provincial mi documentación, explicando mi situación, pero me dijeron que me tenía que incorporar a pesar de que ni la DGA ni el centro ha tenido en cuenta la legislación de prevención en riesgos laborales», explica la afectada.

Además de la falta de medidas que denuncia, también pide a Educación que evalúe su puesto de trabajo para que pueda desempeñar su trabajo de manera segura. «Yo no quiero una baja, yo quiero trabajar, pero no me voy a exponer cuando llevo meses cuidándome mucho y evitando cualquier tipo de contacto», indicó.

Desde el día 1 está en el centro de trabajo, en el patio, de 9.00 horas a 15.50 horas (su jornada laboral), pero no accede al interior. «La situación es desagradable, porque salen los alumnos y te saludan, pero ya les dije a mis compañeros y a la dirección que si no solucionaban la situación y mi seguridad no se mejoraba yo no podía desempeñar mi labor. Dado que no hay avances, he optado por interponer una denuncia en Inspección», señala. M. J. ha ejercido la paralización de su actividad acogiéndose al punto 2 del artículo 21 de la ley 31/1995. «Hay un riesgo biológico alto para mi vida y proteger esa situación es vital para mi. Espero que se solucione todo pronto», indica. Esta auxiliar queda ahora a expensas del posicionamiento de la autoridad laboral sobre este tema, que decretará si debe reincorporarse a su puesto o hará intervenir a Educación.

Falta de auxiliares

«Estoy preocupada, con miedo y también con impotencia por no poder hacer lo que me gusta, pero mi salud es lo primero. Llevo ya semanas pidiendo una solución y no llega», resumió.

El curso en los centros de Educación comenzó el pasado martes y algunas familias y sindicatos han mostrado su malestar en las últimas semanas porque, dada la situación de la pandemia y de las medidas de seguridad, aseguran que faltan auxiliares en algunos colegios para cumplir las ratios. «Aquí en Alborada al menos faltan seis profesionales», indicó esta profesional.

Sin embargo, desde la dirección del colegio de Educación Especial Jean Piaget, también en Zaragoza, aseguraron ayer a este diario que el cupo de profesionales está cubierto y «se ha cumplido» con lo solicitado a Educación.

En el caso concreto de la situación laboral denunciada por esta auxiliar, fuentes del Departamento de Educación aseguraron que su caso se trata «de la postura personal» de una trabajadora «que tendrá que resolver en los órganos pertinentes». Además, subrayaron que «el centro educativo reúne todas las garantías y su profesorado tiene a su disposición los equipos de protección individual marcados por prevención de riesgos laborales», aseguraron.