En el centro de Zaragoza hace más calor que en los barrios periféricos, y también menos humedad. La diferencia del termómetro varía entre los cinco y los seis grados y los causantes de que se cree esta «isla de calor» son la densidad de la edificación o el volumen de tráfico. Se trata de un fenómeno que sucede en todas la ciudades.

El catedrático de Geografía de la Universidad de Zaragoza y experto en cambio climático, José María Cuadrat, alertó ayer durante la presentación de la Estrategia de Calidad del Aire y Cambio Climático de Zaragoza (Ecaz) 2018-2030, que en los últimos años la temperatura global en la ciudad no ha dejado de crecer, aumentando más de un grado y medio. Este crecimiento destaca en las máximas, cada vez más altas, pero no en las mínimas. Según explicó, ahora las temperaturas difícilmente descienden de los ceros grados.

Estos datos son importantes, y no solo por la diferencia que existe entre la temperatura de los barrios de la ciudad. «El problema del cambio climático es un problema global que requiere acciones locales», matizó Cuadrat, que recalcó que cada vez las olas de calor son más prolongadas y habituales. Unos episodios que aumentan el número de fallecimientos.

El centro también sufre el fenómeno conocido como «isla de sequedad», es decir, que apenas hay humedad. El motivo es el mismo, el alto volumen de edificios, el intenso tráfico y la escasez de zonas verdes.

Precisamente el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, abogó por un «cambio en la relación del hombre con la naturaleza para dejar que el bosque penetre en la ciudad», en referencia a la necesidad de crear corredores verdes.

Insistió en la «obligación moral de reducir la huella ecológica a niveles que no permitan hipotecar el futuro de las nuevas generaciones». El alcalde recalcó que en las ciudades se producen las grandes afecciones al cambio climático y, por ello, se debe trabajar desde las instituciones en trata de reducir su impacto. Para el primer edil, en el diseño urbano la salud es «clave», por ello, se ha incluido este aspecto en la nueva estrategia municipal que contempla medidas como la gratuidad del transporte público en episodios de alta contaminación y restricciones de los vehículos más contaminantes y que contempla la eficiencia y la reducción de recursos.

REHABILITACIÓN / En este sentido, la vicepresidenta del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, María Villar, también manifestó la necesidad de que las construcciones futuras sean eficientes para conseguir incrementar el ahorro energético. Villar defendió la rehabilitación de las viviendas, para lo que es necesario captar fondos.

En Zaragoza, más del 70% de los inmuebles tiene más de 40 años y requieren de una inversión que los convierta en más eficientes energéticamente. «Hay que actualizarlos de forma integral» y explicó que «la mejor manera de evitar emisiones de CO2 que se producen por los aires acondicionados y calefacciones es construyendo edificios con medidas activas».

La implicación de la industria es vital, ya que representa el 50% de las emisiones de dióxido de carbono en la ciudad. El representante de la Cámara de Comercio de Zaragoza, Ramón Whyte, insistió en la necesidad «tender hacia energías limpias» en el mundo empresarial.

Por último, el miembro del Foro Ciudadanos por la Movilidad Sostenible, Luis Clarimón, hizo un llamamiento a la «voluntad y el acuerdo político» para convertir la ciudad en sostenible, mejorando la red de transporte público, fomentando el uso de la bicicleta y logrando reducir la dependencia del vehículo privado.