El verano lanza su primer asalto en Zaragoza. A partir de este jueves, tanto las mínimas como las máximas irán subiendo hasta alcanzar 18 y 34 grados, respectivamente, el próximo domingo. Además, el ascenso térmico, normal en esta época del año, irá acompañado de cierto bochorno, según el Grupo de Predicción y Vigilancia de la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Zaragoza.

"El tiempo va a ir a lo que se espera de él en estas fechas", señaló ayer Gerardo Sanz, responsable del servicio, que subrayó que el cambio se produce después de dos semanas en que han predominado las temperaturas frescas.

Las altas temperaturas, que podrían prolongarse a lo largo de la próxima semana, tendrán como efecto inmediato la posibilidad de que se registren tormentas, según las mismas fuentes.

Esta llegada un tanto tardía del calor será en realidad un anticipo del tiempo del verano. Según las predicciones de la Aemet, este años los meses de julio y agosto podrían ser algo más calurosos que de costumbre, lo que no impedirá que los valores que se alcancen se mantengan muy cerca de la media histórica.

La subida de temperaturas del centro de la comunidad aragonesa será menos acusada en las zonas montañosas de las tres provincias. En particular, en la cordillera pirenaica no se espera que se llegue a los 30 grados.

Con todo, el calor se presenta en un momento complicado desde el punto de vista agrícola, pues pese a las lluvias de los últimos días el campo aragonés presenta una marcada escasez de precipitaciones desde hace meses, lo que compromete la productividad de las cosechas.

Durante la primavera no está lloviendo tanto como sería deseable en las ya de por sí áridas tierras que se extienden al norte y al sur del Ebro.