En noviembre, un barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que apenas el 47% de los ciudadanos españoles descartaba vacunarse inmediatamente cuando se dispusiera de la vacuna frente a un 36,8% de personas que sí lo haría. Un mes después, los aragoneses aprendieron a pronunciar Pfizer y los viales se convirtieron en objeto de deseo. Parece que el miedo ha desaparecido.

A pesar de que haya algunos con más prisa que otros, ahora damos por hecho que son los mayores de las residencias eran los primeros que tenían que aprovecharse de la ventaja que supone la vacuna. «Pero no ha sido así en todos los países», explica Rogelio Altisent, presidente del Comité de Bioética de Aragón.

La decisión de priorizar a los mayores no es casual y Altisent explica que fue fruto de un proceso «complejo» en el que se tuvieron en cuenta múltiples factores. «En otros países dicen que es que los españoles queremos mucho a nuestros abuelos, pero es que en España nos sentimos en deuda con los mayores. Durante los primeros meses de la pandemia murieron por miles. Tenemos una herida social ahí», explica este experto.

En España la tarea de decidir el orden en el que se iban a administrar las vacunas se encomendó a un grupo de expertos que llevan trabajando «desde el verano», explica el presidente del Comité de Bioética de Aragón. Para decidir, se tuvieron en cuenta tanto las circunstancias técnicas del proceso como las más prácticas y éticas. «En EEUU, por ejemplo, se están vacunando primero los sanitarios. Cada país establece unos criterios en función de sus características», cuenta Altisent que recuerda que, antes de que llegaran los fármacos contra el covid, se llegó a plantear que primero se debían vacunar los políticos y los responsables de la administración para dar ejemplo y demostrar que no había riesgos. Como cuando Manuel Fraga se baño en Palomares para probar que las aguas no están contaminadas con uranio radiactivo. «Es un tema complejo pero lo importante es también que la seguridad de la vacuna no está en duda a corto plazo», sentencia Altisent.

Ahora, con noticias que han puesto en duda el proceso, este experto pide conocer los casos concretos en los que podría haberse cometido una irregularidad, pero con calma. «Habrá circunstancias en las que la lógica marque que se ha hecho bien», dice. Coincide con la opinión de la presidenta del Colegio de Enfermería de Aragón, Teresa Tolosana, que niega que se estén produciendo irregularidades a gran escala. «Son anécdotas, pero si todo esto sirve para que cada vez haya más gente que quiere vacunarse, bienvenida sea la polémica», ríe Tolosana. De la nada al todo. España nunca defrauda.