-¿Se ha despedido del Senado?

-Esta semana fue mi último pleno y me despedí de mucha gente con la que he trabajado estos años.

-Hace una semana se hizo público que abandonaba la política y el pasado jueves trascendió que sería la responsable de Relaciones Laborales en la CEOE. ¿Era una decisión que tenía muy meditada?

-Yo había decidido en las pasadas elecciones que esta fuera mi última legislatura. Tenía muy claro que mi ciclo político llegaba a su fin, que no podía ser de más de ocho años. Tengo 50 años y considero que debía retomar mi actividad profesional, y cuando se está en política, cuanto más pasan los años es más difícil encontrar oportunidades laborales. Dentro de este contexto, me salió la oportunidad de incorporarme al nuevo equipo de la CEOE en un área que conozco, ya que venía del área de las relaciones laborales, de la negociación colectiva y el diálogo social. Ya había estado cinco años en la junta directiva. Surgió esta oportunidad y se la comuniqué a mi partido, al que le estoy profundamente agradecida. Y a su presidente, Arturo Aliaga, al que solo puedo dedicar palabras de agradecimiento. Cuando le anuncié mi intención de dejar el escaño, decidimos ser discretos hasta que se hiciera el relevo y entrara mi compañero Clemente Sánchez-Garnica.

-¿Se va escaldada de la actividad política?

-En absoluto, todo lo contrario. Me voy muy contenta. Ha sido una experiencia extraordinaria. He vivido grandes acontecimientos políticos y creo que he aportado para mejorar los intereses de los ciudadanos y también de Aragón. He participado en más de 400 iniciativas, he hecho enmiendas, y mucho trabajo callado que a la larga tenía rentabilidad social. Quizá esta última etapa sea menos positiva, hay mucha confrontación y eso afecta a muchos ámbitos. Esa es la parte más negativa, el aumento de la crispación y que los políticos seamos incapaces de negociar y explorar puntos de acuerdo. Tanto yo como mi partido siempre hemos tenido eso muy claro: hay que trabajar por la moderación, el diálogo y la concordia.

-Las dos senadoras del PAR están integradas en el grupo popular, en virtud del pacto electoral firmado con el PP. En ocasiones, han tenido puntos de vista discrepantes con cuestiones que afectaban a Aragón. Incluso ha roto en varias ocasiones la disciplina de voto. ¿Ha sido fácil el trato con el PP?

-Cada partido tiene que conservar su identidad y respetar esas discrepancias. Creo que ha habido mucho respeto entre ambos partidos, y yo también lo he sentido en lo personal. Me he sentido muy cómoda porque nunca he defendido nada en lo que no creyera. Y eso me hace sentir orgullosa. Creo que eso no habría sido así con otros partidos. Incluso en los momentos complicados, que en efecto los ha habido.

-¿Hay alguna iniciativa de la que se sienta más orgullosa?

-Del excelente trabajo que hicimos las dos senadoras del PAR y el presidente de mi partido, Arturo Aliaga, para duplicar mediante enmiendas la inversión para Aragón en los últimos presupuestos generales aprobados. Fue un ejemplo de negociación en un momento que no era fácil. Se aceptaron nuestras enmiendas y salían adelante con apoyos de muchos partidos, cuando muchas enmiendas apenas tenían consenso. Mejoramos sustancialmente las partidas para Aragón, aunque por desgracia estén teniendo una ejecución muy baja.

-Ha coincidido con dos Gobiernos, uno del PP y otro del PSOE. ¿Cuál de ellos trata mejor a los aragoneses?

-Aragón no ha salido bien parada en los presupuestos del Estado prácticamente con ningún Gobierno. Así ha sido históricamente. Tenemos un déficit histórico en inversión al que se añade, como digo, un nivel de ejecución muy bajo. Todos los Gobiernos deben mejorar su trato a Aragón.

-Su marcha coincide con la de otras personas que han anunciado su intención de abandonar la primera línea política y todas ellas venían, como usted, de otros sectores profesionales. No habían estado siempre en política. ¿Es mera coincidencia o significa que la política es para los que llevan toda la vida en ella y no tienen una trayectoria profesional previa?

-Yo no dejo el PAR. Dejo la política activa, pero seguiré defendiendo los principios del PAR y los intereses de Aragón en la medida que no lo impidan mis nuevas responsabilidades profesionales. La política exige un gran esfuerzo y sacrificio personal. Es muy positivo que se incorpore a ella gente que provenga de otros ámbitos y contribuyan a darle otro aire, y a oxigenar la vida pública. Y a ti también te da otra perspectiva. Soy muy respetuosa con todos, pero sí es cierto que muchas veces quien no tiene otra opción que la política no puede tomar decisiones con total libertad.

-¿Teme que estas guerras de banderas y nacionalismos acentúen la crisis del aragonesismo y puedan llevarse por delante a partidos como el PAR?

-Creo, deseo y espero que al PAR le vaya muy bien en mayo. Y estoy segura de que así va a ser. Estamos anclados al territorio, trabajamos muy duro, tenemos muchas candidaturas y hemos contribuido históricamente al progreso social de Aragón. Con Gobiernos de todo tipo y en momentos de toda clase.

-¿Ve oportuno que el PAR acuda a la manifestación de hoy promovida por el PP, Cs y Vox bajo una supuesta defensa de la nación?

-Vivimos un momento de gran tensión y con graves problemas de convivencia. El problema de Cataluña está impregnando todos los ámbitos de la vida social, política y económica y los partidos han de tener muy clara su posición. La del PAR está muy clara. Defiende un aragonesismo moderado y la unidad de España y busca espacios de encuentro y diálogo. Sin aceptar nunca chantajes de nadie, y menos los que pueden perjudicar a Aragón en favor de otras comunidades.

-Hablemos de su nuevo trabajo. ¿Qué va a aportar?

-Entro con mucha ilusión y responsabilidad. Precisamente, quiero aportar lo que antes estábamos hablando. Hay cinco mesas de diálogo social abiertas y hay que buscar acuerdos y moderación, huir de la concentración y aportar tranquilidad en la defensa de los intereses del mundo empresarial. Explorar la vía de los acuerdos de todos los agentes porque cuando los ha habido, todos hemos prosperado.

-¿Qué opinión tiene de la subida a 900 euros del salario mínimo y de que el Gobierno no haya derogado la reforma laboral, como prometió?

-La patronal siempre ha defendido que los salarios se estabilizaran y subieran cuando se hubiera salido de la crisis, y así está plasmado en muchos documentos que pedían subidas paulatinas pero progresivas. Hacerlo de golpe genera muchos problemas en muchos sectores, especialmente en el empleo joven. Habría sido mejor tomar esa decisión de una forma pactada. En cuanto a la reforma laboral, hay que trabajar con todas las partes y tener en cuenta que estamos en un mundo digitalizado y globalizado que afecta a las empresas y al empleo. Cualquier solución que encontremos debe tener esto muy en cuenta.