Un terremoto de cuatro grados en la escala de Richter, el más grave ocurrido en Huesca en los últimos 36 años, afectó ayer al centro de la comarca de la Ribagorza, y se dejó sentir en las localidades leridanas de Tremp y Pont de Suert e ncluso en Fraga, distante casi un centenar de kilómetros. La primera sacudida, sobre las 9.26 horas fue seguida por otras dos, una a las 9.53 y otra a las 10.29. Esta última llegó acompañada de un fuerte estallido que provocó un gran sobresalto en los habitantes de la zona.

«Hemos oído una serie de explosiones, tres o así, una de ellas más fuerte que las otras», declaró Pili, una vecina de Sopeira. «Al principio no sabíamos qué estaba pasando, pero la gente en la calle pronto ha empezado a decir que era un terremoto», añadió.

«Creí que había explotado la caldera de la calefacción», manifestó otra vecina a Aragón Televisión, mientras que una tercera residente añadió que pensó que se había caído un muro.

«El terremoto apenas se ha sentido, lo que ha causado más efecto ha sido la explosión» aseguró José María Ariño, alcalde de Sopeira, un pueblo oscense situado al pie de la N-230, la carretera que comunica Lérida con el valle de Arán. Pese a la baja magnitud del movimiento telúrico, este se dejó sentir claramente en una parte muy extensa de la provincia de Lérida e incluso en Fraga, población situada a casi un centenar de kilómetros del epicentro, que se situó entre Sopeira y el pueblo de Beranuy.

Ariño indicó que Sopeira, que se halla situada en el Prepirineo, no registra muchos movimientos sísmicos. «Hace unos años, no sé cuántos, hubo otro terremoto que, afortunadamente, tampoco tuvo consecuencias graves», explicó.

Miguel Luis Lapeña, alcalde de Fraga, calificó el fenómeno de «extraño», dado que la capital del Bajo Cinca nunca sufre terremotos. «Yo estaba trabajando y no he sentido nada, pero ha habido vecinos que me han dicho que se han movido ligeramente las mesas», indicó el regidor.

El Departamento de Emergencias de la Generalitat informó de que la primera réplica registró una magnitud de 2,6 en la escala de Richter, mientras que la tercera fue de 3,1 grados.

En el Pirineo oscense los terremotos rara vez alcanzan una intensidad de cuatro grados, según el registro de movimientos telúricos de los últimos decenios. Son habituales entre dos y tres grados, de hecho se pueden producir varios al día, pero el de Sopeira rompe una tendencia de casi cuatro décadas.