Desde que el pasado 15 de enero se decretara el confinamiento perimetral de nueve localidades aragonesas, tan solo dos (Huesca y Tarazona) han conseguido librarse de las restricciones de movilidad ante la bajada de casos que han experimentado. El límite que marcó la responsable de Sanidad, Sira Repollés, para cerrar los municipios era que superaran o se acercaran a una incidencia acumulada (a siete días) de 250 casos por cada 100.000 habitantes. Este lunes, otras tres poblaciones ya estaban por debajo de ese umbral: Ejea de los Caballeros (71,5), Utebo (203,3) y Cuarte de Huerva (120,3). Antes del próximo lunes la DGA deberá decidir si prorroga o mantiene los confinamientos (o cuáles si y cuáles no).

En el resto de las ciudades aragonesas la incidencia ha evolucionado de una forma muy dispar. Zaragoza roza el límite de los 250, con 254,4 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días, pero Teruel, que llegó al pico de la curva el pasado 2 de febrero (cuando alcanzó una incidencia de 1.136) sigue todavía en los 763,4. Tanto la capital turolense como Alcañiz (que padece ahora una incidencia de 583,2 casos) han presentado los peores datos durante esta cuarta ola. Los contagios siguieron creciendo, incluso, una vez fueron confinadas perimetralmente. Calatayud, con 339,6, también sigue por encima del umbral marcado por la DGA. En estas tres localidades las restricciones se endurecieron a finales de enero para tratar de aminorar los casos más rápidamente.

Por semanas, entre los días 11 de enero y 17, es decir, cuando entraron en vigor los cierres, Teruel capital acumuló 256 positivos. Una semana después, sumó 229 más. Y la siguiente, 403. En febrero se rompió la tendencia ascendente pero del 1 al 7 se registraron, todavía, 274 contagios. Por contra, en Huesca, que lleva desconfinada desde el pasado 28 de enero, la tendencia semanal siempre ha ido a la baja desde que se decretaron las restricciones (152 contagios del 11 al 17 de enero; 103 la siguiente semana; 91 la siguiente; y 58 la pasada).

Según los expertos, después de que se confirmara que la variante británica apenas está teniendo incidencia en la comunidad, no hay razones conocidas por las que se ha dado esa evolución tan dispar entre las ciudades confinadas, aunque Teruel partía de una situación más desfavorable antes de la Navidad. Si bien, el epidemiólogo Nacho de Blas opina que no se deberían relajar las restricciones hasta que el nivel de ocupación de los hospitales baje. En la actualidad, hay 758 pacientes de covid ingresados en la comunidad (92 en uci y 666 en planta). Son 30 personas menos que hace una semana pero De Blas cree que ese umbral debería estar por debajo de los 350 hospitalizados para que el sistema pueda aguantar una nueva subida de la onda epidémica.

Así, De Blas, profesor de la Universidad de Zaragoza, alerta de que en algunas zonas, como Zaragoza, se está produciendo un estancamiento en los últimos días, lo que podría dar pie a un nuevo ascenso de los contagios. A pesar de todo, Salud Pública notificó este lunes 202 contagios, que es la cifra más baja desde el pasado 2 de enero, cuando se registraron 153 contagios.

El Pirineo no recuperará las pérdidas aunque se abra ya

Así, Aragón ha entrado en una semana clave en la que el Gobierno autonómico deberá decidir qué hace (si prorroga o levanta) con los confinamientos perimetrales en vigor, tanto con los de algunos municipios como con los provinciales y autonómicos. Por el momento, desde el Ejecutivo no se pronuncian al respecto, pero algunos empresarios y regidores de los valles del Pirineo esperan con ansia esta nueva decisión.

«Lo que se ha perdido se ha perdido ya. Eso no se va a poder recuperar. Si se abren las provincias está claro que habrá algunos negocios que lo notarán, pero ya no hay tiempo para recuperar la temporada de nieve», explica el presidente de la Asociación Turística Empresarial del Valle de Benasque, José María Ciria.

Así, una vez pasó el puente de diciembre, la Navidad y todo enero, las posibilidades de remontar para los empresarios pirenaicos son pocas, aunque Ciria augura que la primavera será muy buena. Ante esta situación, el empresario explica que el dilema actual no debe ser si restringir más o menos la movilidad, sino que se concedan ayudas directas para paliar el agujero que han dejado demasiadas semanas sin turismo.

«Ese es el debate. Porque si deciden abrir las provincias ahora hasta el 20 de febrero no lo notaríamos. Y no sería suficiente para recuperar todo lo perdido», insiste. Desde otro de los valles más turísticos del Pirineo, el de Tena, el alcalde de Sallent de Gállego, Jesús Gericó, pide, de todas formas, que se flexibilicen las restricciones. «Si permiten la movilidad a lo mejor los hoteles grandes no abren porque no pueden recuperar, pero los restaurantes y otros negocios más pequeños sí que podrán sacar empleados del erte. Pasarán de cero ingresos a ganar algo», explica. Si se abriesen las estaciones de esquí, por otra parte, Gericó cree que el impacto sería muy positivo en la zona: «Hay mucha gente de Zaragoza que tiene aquí su segunda residencia y la actividad económica aumentaría. En el Pirineo tenemos que recoger nuestra cosecha, que es la nieve, y queda poca temporada para poder aprovechar», añade.

Por otra parte, este miércoles el colectivo SOS Pirineos ha convocado una concentración para apoyar a los empresarios turísticos de los valles. Será a las 12.00 horas en la plaza de Cervantes de la capital oscense.