Los 20 años de reivindicaciones de Teruel Existe han servido para que los problemas que arrastra la provincia tengan visibilidad. Su batalla ha llenado páginas de diarios y ha ocupado espacios destacados en los telediarios de las principales cadenas. Pero poco más. Las reclamaciones de este colectivo social han caído en saco roto y, en más de una ocasión, han sido arrinconadas en el fondo de un cajón (del Pignatelli, de Moncloa) donde siguen durmiendo el sueño de los justos. Y, posiblemente, este haya sido el motivo que ha impulsado a Teruel Existe a dar el salto para tratar de cambiar las cosas desde arriba.

Porque tener eco en los medios de comunicación y ser recibido por los representantes políticos no es sinónimo de ser escuchado ni de que tus exigencias sean tenidas en cuenta para que algo se mueva, para que algo cambie. Bien es cierto que todo suma, pero en estos tiempos de la posverdad vende más una fotografía, una imagen en la televisión o un titular en prensa que cualquier otra cosa. Y esa lección parece que la tiene aprendida Teruel Existe.

La plataforma se lanza al ruedo político en un contexto en el que la desafección hacia los que debían ser los servidores públicos alcanza cotas desconocidas. La investidura fallida de Pedro Sánchez y el estéril diálogo para formar gobierno entre el PSOE y Podemos ha elevado el descontento de la sociedad. Y de eso también sabe mucho el colectivo turolense, que quiere capitalizar el malestar de una provincia que navega sin rumbo.

Porque nadie tiene el valor suficiente para comprometerse con poco más de 134.000 habitantes, de los cuales una cuarta parte viven en la capital, Teruel. En este vasto territorio (14.809 kilómetros cuadrados), que engloba 236 municipios, habitan poco más de nueve personas por kilómetro cuadrado. En definitiva, cuestiones menores en la agenda política.

Además, la crisis económica ha agravado más si cabe la situación de la provincia, que ha perdido casi 6.000 empleos en los últimos 11 años. Poco antes de la gran recesión, Teruel sumaba 63.700 ocupados, pero hoy la cifra se reduce a 57.300. Y bajando. Y todo ello acontece en vísperas de que uno de los principales focos de actividad de Teruel, la central térmica de Andorra, eche el cierre en junio del 2020. Su clausura es indiscutible, pero también debió serlo la elaboración de un plan para no dejar a la provincia en la estacada.

Las quinielas

Por tanto, en el parlamento es donde Teruel Existe puede jugar un papel relevante, aunque todo dependerá, en primer lugar, de si consigue representación política, algo que se antoja complicado pero no imposible. Ciudadanos logró su diputado en la provincia con 15.378 votos en las últimas generales del pasado 26 de mayo. Mientras, el PP lo hizo con 18.251 apoyos y el PSOE recabó 25.500 papeletas. En total, tres escaños en liza en una de las provincias donde sale más barato conseguir un sillón.

Otro de los factores que determinarán si el colectivo social puede rascar algo en Madrid será la aritmética electoral. Y si no que se lo pregunten a Miguel Angel Revilla (Partido Regionalista de Cantabria), que ha sido el único que prestó su apoyo a Pedro Sánchez para la formación de un gobierno que nunca fue. Quizá el PSOE necesite a Teruel Existe. O no.

Lo que parece indiscutibles es que nadie da gratis su apoyo a un Gobierno y en este contexto de escasez de recursos de las autonomías y, principalmente, de la España interior. Y eso cuenta a la hora de negociar cualquier cosa. Y mucho. Esa es la baza que quiere jugar Teruel Existe.

Porque el desdoblamiento de la N-232 espera, porque las cuencas mineras se mueren, porque el eje Cantábrico-Mediterráneo no termina de arrancar, porque no hay Gobierno y porque la provincia está harta de tanto esperar a todo. Y porque el tiempo pasa, la gente se va y nada cambia.