No hay nada como La Vaquilla. Nada en el mundo. A esta reflexión sólo se llega una martes de vaquillas, cuando el huracán ha pasado y el cuerpo reclama a gritos algo que se parezca a un colchón y unos días de vacaciones. Cuando te sientes que ya no puedes más; cuando ya lo has visto y sentido todo. Cuando has creído que por tres días vivías en la mejor ciudad del mundo de la forma más vertiginosa posible. Es Teruel y es La Vaquilla y para conocer todo su significado sólo sirve vivirla.

Y todo eso empieza hoy, con el tradicional campanico y la puesta del pañuelo al Torico. Se trata del inicio del fin de semana más importante del año. Comercios tapiados, peñas y barras montadas, y decenas de miles de personas --se calculan hasta 100.000-- viviendo en la calle que Teruel no acaba nunca.

Inicio oficial

El inicio oficial de las fiestas lo marcará el toque del campanico del Angel en la plaza del Ayuntamiento, tras el que la alcaldesa de la ciudad, Lucía Gómez, entregará el pañuelico a los dos peñistas que este año será los encargados de ponérselo al símbolo de la ciudad para que lo luzca hasta el lunes. Será la segunda vez en la historia que dos peñistas, Aitor García y José Manuel Alba, de la peña Nos han soltao y no uno subirán por la columna del torico.

Todos los hoteles de la ciudad y de las localidades cercanas --se calculan hasta 40 kilómetros a la redonda-- tienen todas sus plazas copadas. Renfe ha aumentado en 2.000 plazas el servicio entre Zaragoza y Valencia hasta la capital. Lo mismo ocurre con las líneas de autobuses, que han aumentado su dispositivo con 50 autobuses más cada día el sábado y el domingo. En estos días en que las calles se visten de blanco, rojo y negro, los colores del traje vaquillero, se calcula que se recogerán más de 60 toneladas de basura y que se beberán más de 90.000 litros de alcohol.

En cuanto a los accesos, desde ayer está cortado el paso rodado al Centro Histórico por las calles Abadía, Valencia y San Miguel para el desarrollo de los distintos actos. El servicio de buses urbanos, por su parte, está suprimido desde las nueve de la noche de ayer y hasta las cinco de la tarde del martes. Sí, ese martes del año en el que uno sólo quiere dormir, pese haber vivido ya un sueño.