El 2020 pasará a la historia por celebrar las fiestas de la «no Vaquilla», que es como las llaman los turolenses. Los actos masivos fueron sustituidos por encuentros entre amigos o con la familia, sobrevolando sobre todos ellos el deseo de que pasen lo más rápido posible y que el calendario comience la cuenta atrás para las del 2021.

Que las terrazas de los bares de la plaza del Torico estuvieran instaladas en la jornada en el que se coloca el pañuelico era algo impensable hasta el día de ayer. No cabe nunca un alma, pero la llamada a la responsabilidad de la alcaldesa Emma Buj y de la Federación de Interpeñas surtió su efecto. También la presencia policial en los tradicionales escenarios de estas fiestas. No solo por tierra, sino también desde el aire se vigiló que se cumpliera que no podían realizarse reuniones masivas. Lo realizó el Cóndor, que es como llama la Jefatura Superior de Policía de Aragón a su helicóptero. La noche previa del viernes ya lo atisbaba, puesto que no hubo ni botellones.

VÍTORES / Los símbolos que representan que Teruel estaba en fiestas estuvieron presentes, aunque de diferente forma. Este año los turolenses engalanaron más si cabe los balcones con pañuelos y gorrineras vaquilleras. También sobre los hombros de los ciudadanos. Esta vez, el tradicional atuendo de camiseta y pantalón blanco se quedó en casa. La lejía para blanquearlos se seguirá gastando, pero este año para labores de desinfección por la pandemia del coronavirus.

La tradicional puesta del pañuelico en el Torico, que este año le tocaba a la peña El Disloque, fue muy diferente. La fuente amaneció con él puesto, por lo que se sustituyó el acto con una breve concentración, siempre cumpliendo el aforo de la plaza, en la que los presentes aplaudieron y vitorearon la figura del toro metálico que corona el pedestal sobre el que brota agua. Se oyó algún «¡Viva Teruel!» que unía orgullo y añoranza por las fiestas de siempre. En la mente estaba el Campaníco y su sonido cuando el reloj marca las 16.30 horas de años atrás.

«Son el momento del año que deseamos los amigos, la mayoría somos profesores y se une con el final del curso, por lo que es una desconexión absoluta», señalaba Elena, mientras reconocía que la forma de celebrarlas va a ser «la de salir a comer y cenar con amigos».

Con Pena / Reyes Quiñones reconocía sentir «mucha pena», pero insistía en que «lo primero es la responsabilidad ciudadana». «Hoy cena y mañana comida, pero siempre con el pañuelico aunque sea dentro de casa porque si no, no parecen fiestas», añadía. Este año, casualidades, iba a hacerse de una peña. Al año siguiente se lo ha marcado como obligatorio.

Un sentimiento que compartía con Raquel Sánchez, que este año iba a ser especial porque tenía vacaciones y «había planeado todo». «Entiendo que sea así, lo primer es luchar juntos contra el coronavirus. No me he querido acercar mucho al centro para no llenarme de nostalgia, pero voy a reunirme con amigos» , apostillaba, esta turolense.

Este domingo se celebraría la merienda y el recuerdo volverá. La plaza de toros tampoco abrirá a las 18.00 horas para realizar la tradicional suelta de vaquillas rodeadas de numerosos peñistas que, con sus charangas y bien provistos de comida y bebida, forman parte de un espectáculo que se alarga hasta el anochecer. Terminado el evento, otro gran momento que hoy quedará en la imaginación es el regreso al centro de la ciudad y a sus respectivos locales para seguir con la fiesta hasta la madrugada. Entonces tiene lugar (a las 6.00 horas) el traslado de los toros ensogados desde la plaza de toros hasta La Nevera o antiguo matadero. Tampoco habrá esto último.

A falta de opciones, muchos turolenses, especialmente los más jóvenes, quisieron celebrar las fiestas de la no vaquilla en Instagram, a través de la plataforma lanzada bajo el nombre LaVaquillaEnCasa y con la etiqueta #TeruelSiempreTiembla. Todo para que Internet haga de las suyas uniendo fotos y vídeos y demuestre la alegría vaquillera de la ciudad