Un servidor de ustedes ya lo dijo hace meses: el AVE que ha de ir de Madrid a Barcelona pasando por Zaragoza quizás no alcance nunca las velocidades promedio que nos habían prometido Paco&Benigno cuando chapuceaban en Fomento. Eso mismo certificó el otro día la nueva ministra del tema. Aunque preciso es reseñar que fuentes habitualmente bien informadas en materia ferroviaria aún creen que todo se arreglara satisfactoriamente... con el tiempo.

Con el tiempo y una caña los trenes de alta velocidad harán promedios dignos de su nombre, las catenarías y la señalización funcionarán a modo e incluso tal vez paguemos (con el tiempo) los superdesfases megamillonarios que han dejado las obras de la Estación Intermodal de Delicias y todos los demás reajustes, consolidaciones y reparaciones. O sea, lo normal en estos casos. En cierta forma tenían razón Cascos y Blanco cuando aseguraban que en todas las obras hay retrasos y resbalones. Si no, contraten ustedes una simple renovación del cuarto de baño... y que les sea leve.

Parece que la actual ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, no acaba de ver muy claras las posibilidades últimas de nuestro flamante AVE y ha preferido curarse en salud. Para todo tiene. Con el tiempo vamos sabiendo que el anterior Gobierno de España falseaba los datos sobre la calidad de las aguas en los ríos y los lagos, hurtaba información a la UE, realizaba subvenciones ilegales a los astilleros, mangoneaba (o dejaba mangonear) las aguas subterráneas, inventaba PHNs trucados y lo que ahorraba en investigación y becas lo gastaba en mandar soldaditos a Irak. Suma y sigue.

Entre tanto, los señores del PP no cesan de presumir de lo buenos, económicos y honestos gobernantes que fueron. Pero como le dijo el otro día Borrell a Mayor Oreja: "Si ustedes lo hacían todo tan bien y los españoles estaban tan contentos, ¿por qué sería que perdieron las últimas elecciones generales?