La respuesta de la Cámara de Cuentas al informe de fiscalización de los ejercicios 2016 y 2017 confirmó el pasado día 17 la mayoría de las conclusiones más negativas sobre la gestión realizada de los recursos públicos en unas arcas municipales que siguen ancladas en debates de la legislatura pasada. La Comisión de Presidencia, Hacienda y Economía se estrenaba ayer con pocos anuncios de futuro, un presente en el que ya no existe la posibilidad de aprobar presupuesto para salvar el año y un pasado que da más juego a la coalición PP-Cs que la varita mágica que desatasque todo. De hecho, la izquierda (PSOE, ZeC y Podemos) le exigió a la nueva responsable de las finanzas, la conservadora María Navarro, «que abandone su papel de oposición».

Ella hizo un repaso a todas las cifras de los primeros expedientes de su mandato: el 2018 se cerró, explicó, con más de un 116% de nivel de endeudamiento, 53 millones pagados en facturas de servicios que se prestan sin contrato, 23,28 millones sin gastar de un presupuesto con baja inversión... Y el mandato se estrena con «17,9 millones pagados a golpe de decreto» con convalidaciones de gasto. «La situación es muy delicada y eso va a hipotecar futuros presupuestos», aseguró.

«Comisaria política»

Pero la primera comisión dio para poner todas las fichas en el tablero político de esta partida a cuatro años que empieza como terminó, con ganas de jarana. Y los nuevos, como la responsable de Economía, Carmen Herrarte, de Cs, empiezan con brío. Acusó de «desidia política» a ZeC, de «cuasiparalización» en las políticas de ciudad inteligente, y de «sucedáneo ideológico alejado del siglo XXI» para hablar de las medidas en Mercados y dirigidas al pequeño comercio. «Es gracioso que una comisaria política del outlet de Pikolín hable del pequeño comercio. Que usted sea responsable de Comercio es todo un símbolo», le respondió Alberto Cubero, de ZeC. Vaya estreno en el ruedo de los hachazos. Al PP le acusó de «incoherencia», porque «nunca apoyó esas facturas sin contrato en la oposición y ahora que gobierna las aprueba».

El PSOE, a través de Horacio Royo, fue más pragmático y reprochó a Navarro que «su primera decisión política sea no hacer presupuesto para este año», ese que en la oposición decía que «haría en una semana». «Su Gobierno cabalga sobre un tigre, y no lo digo por Julio Calvo (de Vox), que parece un minino, sino porque un día Ortega Smith aparecerá por aquí y le dirá que deje de ronronear y saque las uñas», le explicó. Porque ve que, detrás de esta decisión, el miedo a lo que puede exigirle Vox y que Cs «no quiere ni sentarse a su lado».

Por si acaso, Carmen Rouco, de Vox, recordó en su estreno, como ya hiciera en Urbanismo, que «ustedes están ahí por nuestros dos votos». A continuación, defendió que el ayuntamiento debería renunciar a las competencias de Empleo, como ya dijo con las de Vivienda, y dedicó buena parte de sus críticas al «sobredimensionado» equipo de confianza, «muy caro», nombrado por el Gobierno PP-Cs. Luego Cubero puso cifra a esa factura «800.000 euros más».

Navarro y su antecesor en el cargo, Fernando Rivarés, protagonizaron los rifirrafes más agrios. Ahora es el PP quien está revisando el pasado y la nave navega en dirección opuesta.