Desde hace dos jornadas, las cabalgadas de Toño García Aranda (Madrid, 1989) no son sobre el mullido césped ni están delimitadas por una línea de cal y una grada. La banda que sube y baja estos días el lateral del Levante es la del patio de la prisión de Teruel, con frío cemento en el suelo y muros alrededor. Allí está en prisión provisional sin fianza acusado de blanqueo de capitales y pertenencia a grupo criminal.

El madrileño está ahora pendiente de que tres jueces de la Audiencia Provincial de Teruel acepten o no el recurso de su abogado, que pide su libertad bajo fianza. Pero la Justicia tiene sus tiempos y sus formas y, si está claro que tendrá que seguir entre rejas el duelo de su equipo ante el Real Madrid, nadie descarta que siga allí para el choque del 4 de marzo en Leganés. Entre otras cosas, porque la Fiscalía ya ha anunciado que se opone a su salida.

La operación, desarticulada en Teruel, ha llevado a prisión a diez hombres por su presunta vinculación a una red de extorsión a usuarios de webs de contactos. El juez, que interrogó también a dos mujeres que quedaron en libertad, les imputa un delito de pertenencia a una organización criminal y otro de blanqueo de capitales.

EL CAFÉ AMARGO

En el caso de Toño, hace poco más de 15 días vivía el mejor momento de su carrera. A sus 29 años y en su quinta temporada en el club, era el dueño del carril izquierdo. Acababa contrato este verano y era pieza apetecible para muchos equipos. Con esas cartas, sus agentes negociaron durante meses una renovación que, finalmente, se anunció el pasado 6 de febrero. Dos campañas más, otras dos opcionales y unos 750 mil euros netos por año.

Aquel miércoles la entidad granota apostó fuerte para anunciar el acuerdo con uno de sus referentes. A mediodía, su cuenta de Twitter colgaba un escueto mensaje: Me quedo en casa. Lo acompañaba con un video de un joven haciéndose un café en su cocina. Tras quince segundos se desvelaba la incógnita. Era Toño y su casa era el Levante.

Pero mientras aquella tarde el video volaba por las redes sociales, en la puerta de la verdadera casa de Toño aparecieron unos agentes de la Guardia Civil con una orden judicial para registrarla. De allí salieron con 4.850 euros en metálico pero esa visita no trascendió hasta dos días después.

El viernes 8 un terremoto sacudió al Levante. El jugador había pedido permiso para no acudir al entrenamiento matutino. Tenía una cita para declarar en un juzgado de Teruel. Eso estalló a mediodía, cuando se supo que se iba a la cárcel envuelto en un caso de presunta extorsión a los usuarios de una web de citas.

Tras una denuncia particular, un juzgado de Teruel empezó a investigar al propietario de la página y a su entorno más cercano. El sumario continúa siendo secreto pero, al parecer, ellos mismos o terceros con los datos que les facilitaban, amenazaban a los usuarios con revelar su condición y les exigían dinero.

Desde el primer día, Emilio Pérez, su abogado, ha defendido que Toño ha sido un incauto, víctima de malas compañías, pero que debe estar en la calle. Su versión es que un reciente conocido, el dueño de la web, le pidió que le guardara un dinero en efectivo, que fue el que encontró la Guardia Civil. «Si Toño hubiese sido interrogado en mil juzgados, en 999 habría salido libre pero no en Instrucción 3 de Teruel», asegura a EL PERIÓDICO.

PRECEDENTES

Para él, calificar de particular a Jerónimo Cano, el titular, se queda corto. «Ahora el recurso lo van a resolver tres jueces distintos así que tengo todas las esperanzas del mundo porque si no dejaría de creer en el sistema de justicia», afirma. El abogado asegura que Toño está «muy tranquilo y deseando que se abra el secreto de sumario y se derrita la bola de nieve», señala.

Desde la plantilla del Levante apoyan a Toño, que está en el módulo de preventivos e intenta no perder la forma, pero les habría sorprendido más de otro compañero. Porque sabían de su gusto por la noche y las difusas compañías que acarrea. De hecho, en noviembre, a Toño le retiraron el carnet por superar la tasa de alcohol permitida en un control de madrugada.

El Levante, como club, se mantiene a la expectativa. El nuevo contrato de Toño le supone una inversión entre tres y seis millones de euros que no quiere dilapidar. Al menos no tiene que amortizar su fichaje, como le pasa al Villarreal con Semedo, que le costó 14 millones, estuvo 6 meses en prisión y sigue acusado de tentativa de homicidio y detención ilegal.