Hay covid. Hay miedo. Y han persecución. El colectivo de los manteros sufre una precariedad doble en tiempos de pandemia, con malas condiciones de vida y la dificultada añadida de los toques de queda y los bares cerrados para vender por las calles. Pero de la necesidad surgen las buenas ideas y del apoyo mutuo una iniciativa que dará que hablar. En una esquina muy visible del barrio de la Magdalena se abrirá el los próximos días la tienda Topmanta, regentada por el colectivo de los vendedores ambulantes de la ciudad.

El activista del colectivo Idrissa Gueye ejerce como portavoz temporal del proyecto. Afirma que están buscando «una alternativa» y un modo de cambiar la imagen que la gente tiene sobre su forma de ganarse la vida. Además les permitirá evitar problemas con la policía. De esta forma se suman la proyecto de Madrid, Barcelona y Bilbao con la ayuda de la asociación senegalesa para el desarrollo Ilumina Senegal. Por el momento son unos cincuenta los implicados en esta idea y está previsto que al menos dos trabajen en el local. Si todo va bien no descartan abrir espacios en otros barrios de Zaragoza como las Delicias.

Para poner en marcha esta iniciativa en tiempos de crisis se las van a ingeniar como buenamente pueden. Tiran de amistades para decorar el local, que esperan completar mañana mismo con la instalación del cartel. Uno bien grande, para camuflarse con el entorno que tanto conocen. El Badulake, el Gallinero, el Gallizo. la Quiterria. Locales con solera de un barrio que celebran multicultural y en el que se sienten arropados. En la librería asociativa La Pantera Rossa han puesto a la venta una serie de bonos con los que adelantar las primeras compras. Así, adquiriendo estos boletos (por 20, 50, 100 o 200 euros) se podrá optar cuando la tienda esté en funcionamiento a llevarse los materiales que exponen en los estantes.

La tienda es pequeña, pero como hace esquina tiene dos cristaleras que serán un escaparate de lujo para sus diseños, coloristas y atrevidos. Ocupan el local en el que antes ejercía un zapatero y en el interior, todavía en obras, se conservan algunos de sus muebles y expositores.

La tienda Topmanta funcionará también como centro social para los vendedores ambulantes, como refugio en el caso de que necesiten ayuda o asesoramiento a la hora de tramitar sus papeles. Gueye, que tiene experiencia en eso de afrontar complicaciones judiciales y está preparando un libro para contar su historia, explica que el colectivo ya recibe el apoyo de varias entidades de la ciudad, de forma que ahora podrán regularizar una situación que se estaba produciendo de facto.

TOPMANTA EN BARCELONA

En la tienda se podrá encontrar ropa de top manta, telas africanas y productos de artesanía. La empresa Topmanta de Barcelona será la encargada de suministrar sus prendas, pues le tiene varios años de experiencia con esta iniciativa autogestionada. «Este lugar será muy positivo para lograr la integración de muchos trabajadores», defiende.

La recepción del proyecto ha sido muy positiva. Muchas personas les pidieron conocer cómo colaborar y por eso tuvieron que poner en marcha los bonos de apoyo. Con eso están haciendo frente a las primeras cuotas del local. Además, tienen el convencimiento que con la llegada de la vacuna la situación económica va a mejorar lo suficiente como para ampliar el proyecto.

«Creemos que el local va a crecer, que va a sobrevivir y que recibirá la simpatía de la ciudadanía», afirma Gueye. Destaca que son muchas las personas implicadas, convencidas de que dar un paso adelante es una forma de cambiar las cosas. El día de la inauguración habrá música (con artistas callejeros, claro) y mucha ilusión. La tienda Topmanta se viste de gala.