Años y años trabajando como empleada del hogar en un chalet de una urbanización en la Venta del Olivar. Incluso llegando a criar a los nietos del matrimonio propietario de dicha vivienda. Una coartada perfecta debió de pensar, según el Grupo de Robos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, para unirse con otros hombres y robar joyas y relojes por valor de más de 300.000 euros. Ayer, esta mujer y uno de los hombres que, supuestamente, llevaron a cabo este golpe se sentaron en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza. Los otros dos sospechosos están en paradero desconocido.

Kenia Evelin B. C. y Victor V. negaron ser los autores de este robo, llegando incluso a decir esta trabajadora que «los patrones eran muy agradecidos, llegándole a dar ropa, joyas y hasta dinero para viajar a su país de origen».

De esta forma, esta mujer, defendida por la abogada Olga Oseira, trató de justificar la venta de joyas que realizó la encausada y que apareció en los registros de varias tiendas de compro oro.

Un hecho que rechazó el propietario de esta casa, quien sí admitió que la trataban como una más y que en alguna ocasión le ayudaron «como cuando su madre estaba enferma y nos pidió poder ir a visitarla a su país», pero en ningún momento le hizo entrega de joyas.

El inspector jefe de la investigación fue rotundo a la hora de señalar a los dos procesados. Destacó que Kenia Evelin B. C. era la única persona que podía saber, por ejemplo, «dónde estaban determinadas cajas fuertes» o «que dentro de unos troncos, en una chimenea que no se usaba nunca, había una de las llaves de dichas cajas». También añadió que en las grabaciones de las cámaras de seguridad se la ve observando con detenimiento los sistemas de seguridad de la casa y que el día del robo «los ladrones, que iban con la cara tapada, llegaron a llamar a una persona y, a partir de ahí, supieron dónde tenían su preciado botín».