La localidad oscense de Torralba de Aragón ha sido la elegida para un proyecto que propone un sistema similar al denominado Feedlot, habitual en países como Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia, basado en la utilización de grandes superficies de terreno directamente sobre el suelo y sin cubierta. Este proyecto ha sido criticado por Ecologistas en Acción debido a que, según informaron, «conlleva un cambio brutal en la forma de desarrollarse las explotaciones ganaderas que se han venido ubicando en el territorio, basadas en instalaciones pequeñas y medianas gestionadas por agricultores y ganaderos profesionales sujetos a las normativas sectoriales medioambientales y de bienestar animal».

Según informaron desde el colectivo, el proyecto será ejecutado en cuatro fases y estará destinado al engorde de terneros desde cuatro meses hasta los 14 o 16. Los 20.000 animales se distribuirán en 400 corrales al aire libre con una capacidad de 50 animales en cada uno. Con estas cifras, Ecologistas en Acción quiere llamar la atención explicando que hasta ahora a cualquier ganadero aragonés al que se le ha autorizado un granja de cebo de 100 cabezas, «la administración le exige construir un alojamiento abierto con cubierta, solera de hormigón y un estercolero de obra». Si se cumplen los requisitos medioambientales, además de los propios de sanidad y bienestar animal, en la explotación típica el agua de lluvia no se mezcla con las deyecciones, con lo que se evitan vertidos al medio ambiente.

La instalación industrial que se pretende ubicar en Torralba de Aragón ocuparía una superficie de seis hectáreas sin construcciones ni soleras, lo que explicaron que provocaría que «las deyecciones y las precipitaciones vayan directamente al suelo, al acuífero, o a terrenos adyacentes». Además, en caso de episodios de lluvias intensas, los excrementos y la lluvia pueden generar una mezcla o purín muy voluminoso que podría escapar del sistema previsto e incluso llegar al canal de Monegros.

Según explicaron desde el ayuntamiento de la localidad, se tuvo una reunión la semana pasada con la propiedad pero es el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA) quien tiene la última palabra. A pesar de esto, explicaron que se trata de una explotación con unas cifras muy alejada de la realidad que se manejan en el resto de explotaciones de la zona.

Además, si se diera el visto bueno a este gran proyecto, informaron que se podrían ver afectados los ganaderos de hasta siete kilómetros a la redonda debido a la imposibilidad poder ampliar ellos sus fincas con una de estas características tan cerca.