Torre Village, el outlet de moda y restauración que se pondrá en marcha en los suelos de la antigua fábrica de Pikolín, ha cambiado de planes y retrasará su apertura hasta «la primavera del 2019», según confirmaron a este diario fuentes del grupo promotor Iberebro. En un primer momento, el objetivo era poner en marcha el complejo en el último trimestre del año --se barajó el mes de octubre--, pero el retraso de la tramitación del proyecto, que ayer recibió por fin la licencia municipal de obras por parte del Ayuntamiento de Zaragoza, ha obligado a dilatar su inauguración.

Este ha sido el peaje del peregrinaje de tres años que ha llevado la tramitación administrativa de este proyecto de inversión privada para reutilizar los suelos de la antigua factoría de Pikolín, en la carretera de Logroño (N-232). De hecho, desde Iberebro indicaron que una de las fechas que tenían marcadas en rojo para su estreno era el 23 de noviembre, día en el que se celebrará el Black Friday, pero los plazos son «muy ajustados» y oficialmente se ha apostado por abrir sus puertas varios meses después y hacerlo coincidir con las campañas comerciales y de moda.

La decisión ya se ha comunicado a los operadores que se han contratado desde Torre Village, según señalaron desde la promotora, que añadió que la comercialización continúa su proceso, con la salvedad del retraso de la apertura del complejo.

MÁS DE 2.500 CURRÍCULoS

«El proyecto mantiene su viabilidad», indicaron las mismas fuentes consultadas que, no obstante, no quisieron detallar el nombre ni el porcentaje de superficie ya comprometida con las principales marcas por una cuestión de «confidencialidad».

El proceso de selección de personal para trabajar en Torre Village también se verá alterado. De momento, el Instituto Aragonés de Empleo (Inaem), que es quien va a gestionar el proceso, ha recibido ya alrededor de 2.500 currículos de candidatos. «Las solicitudes recibidas son válidas y ahora se adaptarán a los plazos», remarcaron desde Iberebro.

El complejo comercial tiene previsto contratar a unas mil personas de forma directa, a las que se sumarán otros 800 empleos indirectos. Entre los candidatos se establecerán tres grupos. El primero contaría con formación concreta del sector, otro con conocimientos en el sector del retail se derivaría a la bolsa de empleo para su contratación posterior y un tercero correspondería al grupo de aspirantes descartados.

Su cambio de planes, al menos, no prevé nuevos sobresaltos en el consistorio. La discusión política y las tensiones con el responsable de Urbanismo, el concejal de Zaragoza en Común (ZeC) Pablo Muñoz, parecen haber tocado a su fin desde ayer, ya que no solo se dio cuenta al resto de grupos municipales de la firma del convenio con Iberebro sino que se confirmaba la concesión de la licencia para el inicio de las obras de construcción. No obstante, esta se daba para levantar los cajones de hormigón que albergarán la oferta comercial y de restauración pero «sin uso definido», se especifica en la autorización.

Sin embargo, Muñoz también defendía que este permiso llega con ingresos para el ayuntamiento, los 2,7 millones de euros que la promotora deberá pagar al consistorio en doce mensualidades y con intereses, a cambio de que retirara el contencioso planteado en los tribunales que recurría esta cuantía por considerarla excesiva.

No obstante, ponerle fin a esta tramitación no eximió a Muñoz de tener la enésima bronca con el PP. El edil conservador Pedro Navarro le recriminó el trato desigual que ZeC tiene con determinados promotores y la laxitud con otro tipo de licencias. Citó como ejemplo el edificio para rehabilitar en la calle San Miguel, paralizado desde hace un mes.