El matadero del grupo Pini en Binéfar continua acumulando problemas laborales relacionados con la crisis del coronavirus. En esta ocasión se enfrenta a la denuncia por un posible delito de coacciones de dos trabajadores que acusan a la empresa Litera Meat de obligarles a dejar las viviendas en las que residen, pues son proporcionadas por el propio matadero.

Las personas afectadas residen en uno de los pisos que alquila la empresa en los alrededores de Binéfar y que son parte del sueldo, es decir, se entiende como un salario en especie. Ahora, tras ser despedidas se les fuerza a una suerte de «autodesaucio» según denuncian desde el sindicato CNT. El grupo italiano les pone en la disyuntiva de abandonar en solo dos días su residencia si no quieren perder los ingresos que les adeudan. Al menos una decena de exempleados se encuentran en una situación similar.

Los representantes de los trabajadores afirman que esta práctica «contraviene abierta y frontalmente» lo dispuesto en la Ley de Arrendamientos Urbanos y las disposiciones en la materia de la legislación laboral, pues según el acerbo legal «las personas trabajadoras tienen un mes para abandonar la vivienda tras el despido y que lo hagan o no, es completamente independiente de que el empresario cumpla con su principal obligación de las que derivan del contrato de trabajo: el pago del salario».

El matadero Litera Meat --con el que ayer no se pudo contactar-- está citado mañana a un acto de conciliación ante el Servicio Aragonés de Medición y Arbitraje de Huesca. Los sindicatos esperan poder acudir a la jurisdicción social para llevar ante un tribunal «la práctica de castigar con despidos improcedentes los procesos de incapacidad temporal derivados del covid-19». El problema que la pérdida del trabajo supone para los empleados se suma a que pueden perder su vivienda en una comarca como La Litera afectada por la fase dos flexibilizadada, algo que limita sus movimientos para buscar alternativas.

Con la crisis del coronavirus desde la CNT señalan que el grupo está condicionando el cobro de la liquidación, llegando a proponer «descuentos en el salario de las personas trabajadoras si no abandonan las viviendas en plazos muy cortos o incluso si no echan de la vivienda a un determinado compañero». La situación ya ha llegado al pleno del consistorio de Binéfar al considerar que una práctica de este tipo puede favorecer las cadenas de contagio.

El macromatadero se ha visto inmerso en los últimos meses en otros conflictos laborales desde que trascendió que sus cadenas de despiece se habían convertido en un foco de transmisión. Por otro lado, los trabajadores, en su mayoría inmigrantes, lamentan la falta de consideración en el trato que les depara la firma italiana, pues para reclamar las horas extras que les adeudan (o cualquier incidencia en las nóminas) se les obliga a esperar en la calles ante una ventanilla del departamento de recursos humanos.